¿Estás orando por algo y no has recibido respuesta? Pues tal vez no lo haz hecho por las razones correctas.
Lo que se puede definir como una razón correcta, es lo que tu mejor versión de ti desea para otros o para ti mismo, eso que no es egoísta, que no se centra en lo material, eso que toca corazones y cambia vidas.
En mi familia dicen que tengo línea directa con Dios por las respuestas que he recibido de él a lo largo de los años, sin embargo, no solo algunas personas tienen la posibilidad de acceder directamente a nuestro creador, todos sin excepción lo podemos hacer, no mirando hacia el cielo, más bien mirando hacia adentro, porque tú sencillamente eres parte de él, y para él nada es imposible.
Te voy a dar un ejemplo de lo que es hacer o pedir las cosas por las razones correctas, esto es lo que algunos definirían como tirarse al vacío con la seguridad de que vas a caer de pie sano y salvo.
Después de algún tiempo de no haber tenido trabajo y de haber vivido la muerte de mi madre, por fin logré conseguir empleo, no era fácil, laboraba aproximadamente 20 horas diarias, llegaba al noticiero antes que el celador y me iba después de la emisión de noticias que terminaba a las once y media de la noche, estaba agotada, cubría ocho diferentes fuentes, cuando lo corriente eran solo dos.
Todo dio un giro cuando mi hijo, entonces de cuatro años, despertó llorando y entre sollozos con una vocecita entrecortada me dijo "mami... es que mi abuelita... ya no está, y a ti... nunca te veo... me siento muy solito".
Esas palabras entraron como una daga a mi corazón y mi respuesta instantánea fue tienes razón hijo, mañana renuncio. Al minuto se volvió a dormir, ya calmado y sonriendo, como si en sus sueños pudiera ver lo que venía.
En el momento en que se durmió, levante una oración y le dije a Dios: señor, ya hice mi parte para que mi hijo esté mejor, ahora necesito tu ayuda, esto es lo que te pido:
Quiero un trabajo donde gane más y trabaje menos para poder tener suficiente tiempo con mi hijo, un trabajo que alimente mi hoja de vida y sea un cargo ejecutivo en mi área, sé que te estoy pidiendo mucho pero sé que es por una buena causa.
De inmediato volví a dormir y al otro día sin dudarlo, renuncie. Al llegar a casa observé la sonrisa de mi hijo que sabía que yo iba a estar allí cuando él llegara del colegio, esa fue la mayor satisfacción que sentí en mucho tiempo, salió del bus escolar corriendo a mis brazos y me decía lo hiciste mami, ¡lo hiciste!
Al cabo de un mes se me acabó el dinero y comenzó la angustia, pero solo pasaron catorce días más para ver la respuesta de Dios, Alá, Jehová, el universo o la energía creadora, como quieras llamarlo.
Me ofrecieron un cargo ejecutivo en mi área, la dirección de comunicaciones de una entidad estatal, ganaba literalmente cuatro veces más y yo era quién decidía cuando ir a la oficina ya que era un empleo por resultados, como si fuera poco me llamaron del cargo anterior y me propusieron presentar el noticiero, solo una hora al día y me ganaba lo mismo que cuando trabajaba veinte horas diarias y lo más importante, tenía bastante tiempo libre para estar con mi hijo.
Esto, como te dije, es el resultado de dar un paso de fe, así que si hay algo en este preciso momento que te aqueja y necesitas un cambio por las razones correctas, ya te hablé de ello al principio, solo pídelo y relájate con la convicción y seguridad de que recibirás una respuesta, tal vez inesperada, pero siempre, siempre para tu mayor bien, al fin y al cabo tú tienes línea directa con el que hace posible lo imposible.
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