Al revisar nuestro closet y verificar que la gran mayoría de prendas están por cambiar, ya sea por la cantidad de años en uso, o porque nos queda pequeña debido al cambio constante de nuestro cuerpo, el pensamiento inmediato que nos embarga es salir de compras para renovarla, pero si a esto le sumamos el no tener mucho dinero para ello, la experiencia adquisitiva se puede tornar un poco angustiosa.
Es en ese preciso momento cuando inevitablemente tenemos que acudir a la regla de las tres ‘B’ (Bueno, Bonito y Barato), para estirar el dinero mientras realizamos la dura tarea de encontrar las mejores piezas de vestir que hay en el mercado del descuento, o por lo menos las que más se asemejen a los diseños creativos que usualmente vemos en revistas de moda.
Todo un desafío al buen gusto y al espíritu negociador, que debemos aflorar en cada almacén o tienda de ropa que estén en las famosas ‘gangas’, pues en ellas estamos obligados a sumergirnos en un mar de camisas con desperfectos, jeans contramarcados, chaquetas con tallas equivocadas y camisetas fabricadas en textiles que nos hacen dudar de la vida útil de éstas.
Sin embargo, estos detalles que pueden intimidar a cualquier comprador no pueden vencernos, ya que si buscamos con conciencia y paciencia, algo aceptable para lucir en sociedad podremos encontrar, y al precio esperado.
La clave de ello radica en ubicar como primera instancia el tipo de prendas que por lo general nos atraen y no tenemos, luego revisamos costuras, materiales, para finalmente entrar al probador; lugar donde sabremos si es de nuestro talle, y por supuesto, si refuerza nuestra imagen.
De ese modo podemos armar asertivamente todo un conjunto de piezas funcionales, que no perjudiquen el ‘bolsillo’, y que además nos ayuden a estar a la vanguardia en términos de estilo.
@carlomtorres