Será presidente de lunes a jueves y candidato de viernes a domingo, es parte del parlamento que escuchamos.
Lunes, martes, miércoles y jueves: Juan Manuel Jekyll.
Viernes, sábado y domingo: Juan Manuel Hyde.
En estos días pudimos observar la trasformación de los fines de semana, aunque empezó desde el juernes para estar a tono con los colombianos que anhelamos desde el lunes el viernes. Transformismo, más de lo mismo, del mandatario que comenzó incumpliendo aún la promesita.
JEKYLL: desde hace 2 años, en medio de coqueteos, ha estado de plácemes con Petro, nuevo mejor amigo. Lo hizo pareja de baile a punto de cál-culos políticos. Reuniones en Palacio, declaraciones conjuntas, baja a temperaturas subidas por el gabinete, apoyos mutuos al proceso de paz. Cómo no recordar imágenes felices: jardineros de la paz, olorosa paca de marihuana que recordaba tiempos de juventud, sentados en Casa de Nariño, en el Bronx. Dos o tres, tal vez cuatro o cinco, muestras de inconformidad que en nada quedaron: Parody Consejera para Bogotá, Ministros enfrentados con administración distrital, ALÓ, Transmilenio hasta el aeropuerto…
“Soy bogotano, presidente bogotano y quiero ayudar a la ciudad a mejorar”
Pócima tomada.
HYDE: Ya lo dice el viejo y conocido refrán: a Santo que caga y mea, el diablo que se la crea… Tome pa´ que lleve. El Ex-mandatario capitalino, también transformista, pensó que bailaría con el Presidente durante su mandato y eso lo atornillaría con el establecimiento. Lo mostró, mandó mensajes de amenaza, le enrostró que era el único que podía destituirlo y que la bola estaba en la Casa de Nariño (no se equivocó frente a la bola). Pe(T)ro, no contaba con su astucia, es lo que podemos ver -seguramente se las olía-. Si pasó de Anti-Samperista a Serpista camuflado, de Uribista convencido a Llerista necesitado por qué no podía pasar de Petrista consumado a consumado est: Se va.
Veamos, radiografía de parte de la clase política, el IN-suceso:
Transformación: “Todo parece indicar que ahora nos toca nuevamente cambiar de pareja”, dijo el candidato en su primer acto de campaña con basura incluida: “La ciudad se ve deteriorada, se ve sucia”. “Nuestra querida Bogotá parece haber perdido el rumbo. Seamos francos: los bogotanos estamos perdiendo el orgullo por nuestra ciudad”, insistió ahora que empezaba, un jueves de presidente, el viernes de candidato con su pacto y su visión de la “difícil situación que atraviesa la ciudad en materia de movilidad, seguridad, medio ambiente, educación, derechos de la niñez, emprendimiento, salud y vivienda, entre otros”, reza el encabezado que culmina con la firma de los representes de los partidos que brillaron, junto con el retrechero detenido, en el desfalco de la joya de la corona: La Capital (la confundieron con El Capital y con la Capitana y la saquearon) y que está conjugado con el verbo de la actividad política: futuro que nunca llega. “Sacaremos a Bogotá adelante con Petro o con el que sea”, insistió mientras nos dejaba entender, con el acto, porque se movió la fecha de la revocatoria (un triunfo el 2 pelaría el cobre el 9), porque no lo han sacado antes del domingo electoral (más balcón), o porque en política no hay amigos, cercanos o paisanos (ni enemigos, lejanos o extraños).
Claro que, si del Presidente-Candidato se puede predicar la mutación del personaje ficticio escrito para generar pavor en el siglo XIX –Hecatombe reeleccionista hija ilegítima de Uribe-, del candidato Gustavo Francisco Jekyll and Mayor Hyde, podemos decir lo mismo reemplazando los nombres. Lo que sucede, es que, a diferencia de Stevenson, no es un “Strange Case” sino un caso normal, ordinario que siempre terminamos lamentando.