Con la publicación del informe de la OIEA (Organización Internacional de Energía Atómica) sobre la potencial amenaza militar del programa nuclear en Irán, igual que su vecino Irak en 2003, el gobierno de Teherán ahora se enfrenta a una comunidad internacional que no confía en sus intereses pacíficos a la hora del desarrollo de investigaciones con energía atómica.
Ante el informe que publicó el día martes la OIEA, varios países han reaccionado de maneras diferentes. Por un lado, incluso unos días antes de que el informe saliera a la luz pública, Israel ya estaba hablando de atacar militarmente las instalaciones en las que se sospecha Irán podría estar desarrollando armamento atómico. EEUU, en una posición menos belicista que la israelí, ha empezado a buscar alianzas con otras potencias para incrementar las sanciones económicas al régimen de Teherán y así desincentivar su programa nuclear. Mientras tanto, Moscú (uno de los principales aliados de Irán en sus esfuerzos nucleares y con quien comparten el reactor de Bushehr, el cual está bajo el cuidado de la OIEA) ha salido a defender al gobierno Ahmadinejad afirmando que el informe solo contiene información ya conocida pero ahora utilizada para motivos políticos.
El punto más fuerte de la defensa rusa a Irán viene del año 2003, en el cual una serie de informes del mismo calibre le dieron luz verde a EEUU para intervenir en Irak y derrocar el régimen de Saddam Hussein. Los informes iraquíes luego demostraron estar fabricados con información desactualizada y arreglada y las famosas armas de destrucción masiva del régimen de Hussein nunca aparecieron. Hoy, EEUU se retira lentamente, con la cabeza gacha, de lo que puede ser uno de sus intervenciones más desastrozas en un país extranjero.
¿Tiene la comunidad internacional el capital político para intervenir un país como Irán? La reciente victoria de la OTAN en Libia es un factor que puede contribuir favorablemente en el caso de una posible intervención en Irán. Sin embargo, el rechazo de dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas como lo son China y Rusia podría dificultar la aprobación de una resolución como la que dio luz verde a la intervención en Libia.
Pero aunque una intervención internacional tipo Libia o Irak no sea tan factible, Israel puede dar una sorpresa y tomarse los asuntos en sus propias manos. Ya el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y su ministro de defensa Ehud Barak han manifestado su interés en un bombardeo relámpago a instalaciones nucleares iraníes e, incluso, durante la visita del Secretario de Defensa estadounidense Leon Panetta, respondieron vagamente a las preguntas que éste hizo sobre Irán. Por supuesto, Ahmadinejad no se ha quedado quieto y ha amenazado con borrar a Israel del mapa, dando indicios de lo que puede venir.
El panorama de Medio Oriente es cada vez más impredecible y son los actos que se dan hora tras hora los que van formando un futuro, hasta este momento, incierto. Un conflicto en Irán debe ser la última opción y soluciones dialogadas deberían primar a la hora de resolver las dudas que pueda presentar el programa nuclear de cualquier país. Pero también es cierto que ante una amenaza nuclear, una decisión rápida y concreta podría salvar miles, sino millones de vidas en determinado momento. Lo importante es que, cualquiera sea la decisión que se tome, sea responsable y termine, al final, por generar el mínimo daño colateral posible.
Del programa nuclear de Ahmadinejad
Mié, 09/11/2011 - 13:40
Con la publicación del informe de la OIEA (Organización Internacional de Energía Atómica) sobre la potencial amenaza militar del programa nuclear en Irán, igual que su vecino Irak en 2003, el gob