¡Ahhh!, cuña picaresca que recordé hace poco en este mismo espacio. Pero tranquilo el pueblo y yo nos encargamos de eso… es la frase que el comediante expresa antes de comenzar la imitación, apuntando con el dedo.
Bueno… se enCAGARON… en todo…
Veamos el asunto, carriel en mano y poncho en el hombro, desde dos perspectivas postelectorales que seguro a nadie le importan ya que, en radio y televisión, tendrán la oportunidad de escuchar debates que interpreten el fenómeno político en un país electoral por Fruko y sus Tesos.
La primera, la sentida. Voté por quienes considero harán buen papel (S, #10 y CR, #110 Verde). Castigué con mi votico al Polo que me presentó al encarcelado hijo de la Capitana para Bogotá -incluyendo al actual alcalde-. Alegría porque salieron electas y susto porque, en nombre de todos -Pueblocracia-, siguiendo las máximas de evangélicos quemados, los enviamos como ovejas entre lobos o, siguiendo la máxima del abogado de Petro, invitar a un condenado a muerte a que se acerque a la silla eléctrica. Pero lo que sentí, cada vez que salía el comunicado del TarJetón, fue un revoltijo en el estómago cuando el llamado por algunos Patrón, encabezaba la carrera senatorial. Él sólo porque sus hijitos no sirvieron para movilizar voticos. Esas carnitas y huesitos lograron que votaran 2.045.564 personas (vamos en el 98.30%) para el Senado. En un momento de la fue tal lo sentido que terminé haciéndole fuerza a la U, para que en U, se le pasara a Uribe en esta carrera de caballos. De sólo ver las caras de Ana Mercedes, Fabio Valencia, Obdulio, Rangel, la guarumera y oír a pachito y a los candidatos del que arrea, ARIA, a saber: Oscar I. y Martha Lucia, el terror del próximo Congreso fue lo pre-sentido.
La segunda, cálculos realizados, renales. Unos bien, MIRA se fue. Otros mal, conservatismo 12 curules (sacó 19), liberalismo 15 (obtuvo 17), cambio 10 (logró 9). Entre los malos, se evidenció la siempre presente derechización de la sociedad en la cual el centro no existe (discursivamente sí o en plata blanco, shiiittt o con bombos y platillos, Pum-Pum) y la izquierda es ruido (en discurso si es legal y de bala en el caso de la ilegalidad). Derecha que marcha en el corazón de las costumbres y se expresa en los partidos que la exponen: U, CD, C, L, CR, PV, OC. Ahora veremos a la extrema, vivida en el anterior gobierno en sus destapes y en el presente un poco más decente, inglesa podríamos decir. Pero, derecha al fin y al cabo.
Por qué gusta:
Porque hace pensar en valores superiores, en el orden que parece tenerse en la uniformidad, en lo bueno y bello y no en lo malo y feo. Es algo que viene en la cultura, heredado de la Colonia y sus legados estéticos y de trato social. Lo diferente es visto como peligroso y las interpretaciones distintas como rebeldía a la autoridad que cubre desde arriba a los de abajo, aplomados a plomo -debemos ser y parecer-. Todo eso es lo que recorre nuestras venas que cantan, siempre anhelantes, “mi sangre aunque plebeya también tiñe de rojo (…) ella de noble cuna y yo humilde plebeyo no es distinta la sangre ni es otro el corazón”.
Y ganó el Corazón, con manito e plomo y trabalenguas de Reina, porque se mostró, volviendo a lo electoral, como el Gran Elector y nos hizo recordar que Uribe para rato, que no se había ido y que, como en el Gran Colombiano, se llevó, solito, la torta político electoral y joderá hasta más no poder. Que el camino es largo y culebrero y que allí, entre piedras y pedradas, nos lo volvimos a encontrar.
