Desmintiendo la Revolución Francesa

Mar, 09/01/2018 - 04:01
Este año el gobierno nacional comenzará a implementar la Ley 1874, con la cual volverá la cátedra de historia a los colegios. Por lo tanto, se hace aún más necesario que la historia impartida se
Este año el gobierno nacional comenzará a implementar la Ley 1874, con la cual volverá la cátedra de historia a los colegios. Por lo tanto, se hace aún más necesario que la historia impartida sea correcta. En este caso, ahondaré sobre el liberalismo y la revolución francesa. Este es un tema que en los colegios no se sigue con el rigor necesario, ya que muchos temas quedan vedados por la exagerada ideologización de izquierda que tienen los profesores en Colombia. Esta es la cuarta parte de mi resumen sobre la historia de las ideas liberales. Para entender lo que en occidente conocemos como ser liberal hay que comprender la Revolución Francesa, y de allí partir para la cabal comprensión de lo que se agitaba en la mente de los jefes revolucionarios. El blanco de estos jefes fue la monarquía católica convirtiéndose en el favorito de los blancos a donde dirigir las flechas envenenadas de la subversión, pues se da por descontado que el blanco favorito de los liberales son las tradiciones y la moral. Las logias masónicas fueron las estructuras organizadas que dieron pie al liberalismo en las ciudades más importantes, donde se distribuyeron panfletos, pasquines y carteles con consignas revolucionarias. Se pude sintetizar que la historia del liberalismo es la historia de las revoluciones, y fueron sus miembros, formales o informales, pero todos parientes cercanos de los que se hicieron con el control de Rusia en los albores del siglo XX, y más tarde con China y Cuba, los que las iniciaron todas. Estos revolucionarios que cambiaron todo el sistema, que cambiaron cosas sin racionalidad, dejando de lado el pragmatismo, dejando de lado la prueba y error que comenté en mi anterior artículo. Los liberales viven de las arengas, de las imágenes que los mueven, de las frases cortas, del efectismo y emotividad de las expresiones. Es así como desde el principio la Revolución Francesa se convierte en un caso patético del comportamiento de la chusma, que imbuida de impulsos y condicionamientos liberales, emplea el miedo como emblema y el motín como espada; el asalto a la Bastilla, la marcha sobre Versalles, el día de los cuchillos, el asalto a las Tullerías, las masacres de septiembre, la decapitación de Luis XVI y la de María Antonieta, el Reino del Terror y la cuchilla nacional sobre unos y otros, fueron la expresión más sincera de una ideología que ha propiciado todas las grandes conmociones mundiales La influencia de la Revolución Francesa se extendió por el globo terráqueo como una mancha de perversión, impregnando las mentes de todos los liberales, incluidos los que proclamaban y desangraban las repúblicas americanas con actos de inigualable barbarie en nombre de la Libertad. Por contraste, la Revolución Angloamericana, de corte conservador, fue a diferencia de la francesa, un movimiento impulsado por las ideas de hombres serios e intelectuales que no cometieron excesos contra otros ni contra ellos mismos. Es así como se puede desmentir la supuesta grandeza un evento histórico como fue la Revolución Francesa; hecho que en la educación colombiana es impartido como la reivindicación de los derechos del hombre, cosa que no es cierta.
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