Todos los 7 de agosto de cada año Colombia conmemora la fiesta patria. Se celebra la culminación exitosa de la Campaña de los Andes con la Batalla de Boyacá, librada el 7 de agosto de 1819. De esta Batalla se recuerda la tenacidad de los hombres ya cansados por una ardua campaña libertadora; donde su protagonista, Simón Bolívar, se hizo el héroe de la independencia.
Esto es lo que nos enseñan en las clases de historia, pero la verdad es que hay otros acontecimientos importantes que suceden ese día como la posesión del Presidente de la República de Colombia y por ende cada año se evalúan los resultados de gobierno para determinar los avances y gestiones de cada año.
El presidente Santos elegido en 2010 con los votos del Presidente Uribe y reelegido en 2014 bajo la bandera de la paz, le queda 1 año de gobierno y en diferentes redes sociales se comienza a plantear la cuenta regresiva respecto a su último año.
Lo que suele pasar en estos casos es que cuando es un buen gobierno se busca si se puede la relección del mandatario o si no se puede se piensa en la de un sucesor para continuar con importantes políticas que hayan beneficiado al país, lo que obviamente en este caso aparentemente no ocurrirá y voy a analizar porqué.
Desde el punto de vista de la seguridad si bien con el proceso de paz se pensaría que es una solución inmediata a la violencia en los diferentes municipios del país donde hacía presencia el grupo guerrillero de las FARC.
La verdad es que han vuelto las extorsiones, los secuestros y la violencia urbana, a partir del fortalecimiento de las bandas criminales, el ELN y de las células disidentes de las FARC, situación que se encuentra en descontrol dada la concentración que se tuvo en el proceso de paz de La Habana y el descuido con la seguridad nacional y ciudadana en todo el país.
Desde una visión de la cohesión social eran muy valorados los consejos comunales que realizaba el gobierno Uribe entre el 2002 y el 2010, aunque el gobierno Santos intentó replicar el modelo con los consejos de la prosperidad, fracasó en el intento, porque no se trata de convocar por hacerlo sino de mantener un diálogo real y abierto con la comunidad, lo que evidentemente no se continuó ni consolidó.
Esto sin contar el fracaso en los diálogos con los diferentes sectores sociales cuando se presentaron paros, todos recordamos la famosa frase del presidente Santos “el tal paro agrario no existe”, o el largo paro de los profesores que causó un caos en el país o los paros judiciales que se han realizado bloqueando el sistema.
De esta manera es claro que no ha sido un gobierno de diálogo, ni de concertación y mucho menos de soluciones sociales.
En cuanto al proceso de paz con las Farc, que prácticamente es lo único que tienen para mostrar y que fue la razón de descuidar el resto del país tampoco ha fluido, hoy casi un año después de darlo por terminado no hay una implementación clara, las zonas veredales tuvieron un retraso enorme, la entrega de armas con una eterna reprogramación, la entrega de menores reclutados mucho menos y ni hablar de todas las leyes que faltan por aprobar en el Congreso de la República a la luz del inconstitucional “fast track” que tiene temblando al Ministro Rivera dado que no tiene los votos suficientes para lograrlo y más aún en un año electoral donde los congresistas arrancan sus campañas y no es su prioridad la agenda legislativa del gobierno.
Observando los asuntos económicos es claro el descontento de los empresarios con reformas tributarias que afectaron gravemente los ingresos con el aumento del IVA y de los declarantes de renta. Es así como muchas multinacionales se han ido del país por la incertidumbre jurídica que ronda en los últimos años, por lo que aquella confianza inversionista hasta el 2010 se fue disipando poco a poco con cambios normativos tan continuos que lo único que demuestran es el pésimo manejo de la economía, con un desequilibrio evidente al ubicar gran cantidad de recursos en el proceso de paz y descuidando importantes inversiones públicas como los sueldos de los funcionarios públicos, las primas de los maestros y ahora hasta el deporte como se anunció la semana pasada.
Ningún colombiano entiende como se pudo mantener un proceso de paz con tan altos gastos y ahora unos acuerdos económicos con las Farc y no hay recursos para el mantenimiento básico del Estado.
Por otro lado, el sistema democrático ha sido gravemente golpeado, es claro como un Presidente que no respeta la constitución vulnera cada día la credibilidad en la ley y en la institucionalidad, un plebiscito que en el 2016 ganó con una mayoría del NO por el proceso de paz igual se implementó como si no existieran los resultados democráticos, por otro lado un “fast track” que la Corte Constitucional ordenó replantear a partir de la necesidad de debates se sigue pasando por encima utilizando al Congreso de la República como un notario.
Que decir de los resultados por transparencia y anticorrupción, en las últimas semanas se demuestra como congresistas que acompañaron a este gobierno e incluso fueron soportes para su reelección en el 2014 son capturados por la Corte Suprema por acciones ilícitas en sus campañas.
Así mismo, la apertura de investigaciones disciplinarias para sus exministras Parody y Correa por intereses personales en proyectos de infraestructura a las que llamó públicamente “impolutas”.
La posición de Colombia frente a Venezuela del 2010 al 2017 es un insulto a la democracia colombiana, hoy el presidente Santos se rasga las vestiduras después de su larga y amistosa relación con Nicolás Maduro, en la última semana la Canciller colombiana Maria Angela Holguín solidaria con los demás cancilleres de la región para desconocer los resultados de la pasada constituyente en Venezuela son una vergüenza para el mundo, después de ser amigos y cómplices de la dictadura de Maduro, ser su garante en el proceso de paz con La Habana hoy 7 años después se muestran falsamente sorprendidos y solidarios con los demás países aparentando un interés en el restablecimiento de la democracia siendo un sistema que siempre apoyaron.
Este último año será difícil para todos, no es posible cambiar el rumbo del país en 1 año después de 7 años de pésimo gobierno, sin resultados, con un gabinete ministerial vergonzoso y sobre todo con un Presidente que no respeta la Constitución ni la democracia.
Esperemos que en las elecciones del 2018 tengamos una alternativa para elegir y nuestra ley y democracia se respete, se castiguen a los corruptos al no votar por ellos y se recupere la institucionalidad, la cohesión social, la inversión extranjera y la seguridad que tanto anhelamos.
El significado del 7 de agosto
Lun, 14/08/2017 - 03:58
Todos los 7 de agosto de cada año Colombia conmemora la fiesta patria. Se celebra la culminación exitosa de la Campaña de los Andes con la Batalla de Boyacá, librada el 7 de agosto de 1819. De est