El apego es uno de los sentimientos más despreciables del ser humano. No permite despegar nuestra cabeza, nos elimina la vista de lo que sucede a nuestro alrededor y pone contra la pared la realización de los sueños.
La pareja debe ser más que una pareja, debe ser el amigo, el confidente, el consejero, el apoyo, el académico, el psicólogo, la fuente de energía, el amante, el sexólogo y el pervertido. A quien le permitimos muchas cosas sin chistar, pero también a quién le ponemos más requisitos para hacerlo parte de nuestra vida.
La pareja tiene un millar de responsabilidades, tantas que a veces parece un simple estorbo. Es ahí cuando teóricamente estamos ante un serio problema. Tan serio que es urgente asumir el papel de una pronta retirada en vez de una larga lucha que dejaría destruido ambos corazones.
¿Quien no busca la felicidad?
He escrito mil veces de felicidad y aun sigo sin encontrar la fórmula perfecta para prolongar este estado tan efímero. Pero he hecho un importante descubrimiento, la felicidad no esta en una pareja y cuando eso pasa se esta equivocando de camino. Puede ser un acompañante, con quien se quiera compartir la felicidad y un ingrediente de la felicidad pero nunca la misma felicidad.
Aunque parezca efímera, la felicidad tiene un alargue de su duración cuando estamos bajo el yugo del amor. El amor transforma, da felicidad pero cuando está deteriorado quita la paz y nos regala una peste. La peste del desamor es buscada, puede que ninguno de los dos lo haya buscado. No es algo intencional, sólo surge de una incompatibilidad de caracteres. Los errores del pasado que nunca se borraron, quedaron ahí y cimentaron la relación en la desconfianza y la venganza. Si se perdona no se ejecuta la Ley del Talión, “ojo por ojo, diente por diente”, sólo se continua por el camino espinoso y se esquivan los obstáculos con amor y dedicación.Deja de quejarte
"Fue la vida que escogí, no me siento atado a ningún pasado porque así lo decidí", así dice Mojito Lite en una de sus canciones. Es inevitable decir que uno escoge su pareja y está fue la situación que se veía venir y termino siendo así. Ninguno es el malo del paseo, aquí la culpabilidad no tiene un sujeto. Mis mentiras y tu inseguridad, mis envolatadas en el mundo y tus celos, mi poco interés y tu inagotable deseo de asfixiarme, eso se compensaba con amor. Cuando eso se pasó de largo y ya no se encuentra soporte en la pareja, es mejor decir adios. Las quejas, los reclamos, los celos, las peleas destruyen en vez de afianzar la relación. Se llega al punto en que un salvavidas de amor no es suficiente porque desde el principio se tomaron decisiones que aún repercuten en el presente.Pero me alegra saber que no soy el único que sufre la peste del desamor. Como dice La mosca, "casi amante, casi amiga, casi todo, casi loca... Todos tenemos un amor que nos complica la vida... que nos rompe el corazón" y bien roto que lo tengo.
Gracias por todo pero bajo la desconfianza, el irrespeto y el apego solo nos hacemos daño.