En estos tiempos en donde la contaminación ya no es solo ambiental sino visual, nos encontramos con múltiples caras, "eslogans" y caritas sonrientes mirando hacia un porvenir que ya está calculado: hacer caso omiso a lo que el pueblo pida.
Cuando se está en temporada electoral la ciudad apesta, las calles apestan, las vallas apestan, todo apesta. Se siente ese horrible olor a cinismo, corrupción y mentiras por doquier. Todos en su discurso -valga aclarar que es tan solo un discurso- prometen hasta el cielo así todos vayamos al infierno, se jactan con prometer internet, salud, educación y bla bla bla... un sin número de cosas que, sobra decir, todos las prometen, y no porque realmente sean convicciones personales o colectivas que quieran llevar a buen término todos, ¡NO! Tan solo son cosas evidentes y que, quieran o no, tienen que hacer y fortalecer en un país donde hay subsidio para todo.
Vas caminando por una avenida y te encuntras de frente con más de 20 metros cuadrados con un par de caras, frases y colores que "representan" una colectividad, pues en Colombia hablar de identidad política o de verdaderas ideas fijas y por las cuales luchar sin mirar lo que éste o aquel piensa, ya se ha perdido. Todo es un negocio, a ninguno le importa saber que lleva dos, tres o cuatro periodos siendo un verdugo del pueblo, aunque bueno, en este pueblo donde ni protestar se puede no queda otra cosas más sana y natural que elegir a nuestro próximo verdugo.
La crítica ya no es a los tamales, los sancochos o cualquier veinte mil pesos con la cara de Garavito, NO, el punto ya trascendió, es al descaro político en el que se sumergen la gran mayoría de aspirantes a cargos públicos, es la avaricia, el descaro y las ganas de llenarse los bolsillos a cuenta de estar sometiendo al país en un parlamento donde siempre son los mismos tres "peludos" los que proponen los cambios constitucionales y todas esas vainas de las cuales no sé ni qué decir.
En estos momentos de campaña, todos son los mejores, todos tienen una sonrisa y utilizan, vuelvo y lo repito, el discurso populista que triunfó en Chile, Argentina o Perú, pero acá es a otro precio, a la gente solo le interesa si es uribista o no uribista, pues Colombia se polarizó hacia el "Centro", sí, suena absurdo, pero así es, es hacia el centro donde todo mundo pone las esperanzas, pero no hay nada más "jarto" que verle la cara a ese señor (con todo respeto, me dan ganas de vomitar cuando lo veo o lo escucho) y ni hablar de su nueva marioneta. Los amarillos también ya no saben ni qué hacer, los verdes y los del arcoíris están más desubicados que los de la "unidad"; me duele aceptarlo, pero los del centro son los más menos desorganizados, aunque sea un completo nido de ratas corruptas.
En este país, en campaña, todos los políticos son los mejores, pero, cuando están allá arriba, son "los verdugos del pueblo", en una época como esta, quisiera trabajar en la Secretaría de Espacio Publico de Medellín: desmontando y tumbando vallas y carteles de esas gentes manipuladoras que no saben ni que color identifican. En estos tiempos, la contaminación es general, todo, absolutamente todo, está invadido de campaña, ahí están, nuestros futuros verdugos al servicio del pueblo, obvio, solo hasta el 9 de marzo recordarán al pueblo, luego, será el ego propio el que importará.
En campaña todo apesta
Lun, 03/03/2014 - 11:04
En estos tiempos en donde la contaminación ya no es solo ambiental sino visual, nos encontramos con múltiples caras, "eslogans" y caritas sonrientes mirando hacia un porvenir que ya está calculado: