La gente es tan feliz en los comerciales de televisión, que hasta quisiera protagonizar alguno, ¿qué pasaría si realmente los bancos, las empresas de telefonía móvil, los refrescos y todos esos productos que prometen dar un bienestar infinito lo cumplieran?
La sociedad moderna plantea al ser humano un estándar de bienestar ideal que no siempre responde a las necesidades del individuo. Abraham Maslow, psicólogo estadunidense, planteaba que el ser humano posee una escala de necesidades relacionadas con la supervivencia, estas son necesidades básicas que al ser suplidas dan paso a necesidades más elevadas.
De esta forma y satisfechas las necesidades básicas, el mercadeo nos sugiere necesidades adyacentes derivadas y no existentes que sustituiremos con productos destinados cubrirlas, como la sensación de libertad que trasmiten comerciales de refrescos, o la idea de seguridad, protección y bienestar que intentan vender los bancos.
Capta la esencia de ello las frases pronunciadas por Pepe Mujica presidente de Uruguay en la pasada Conferencia de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas (Río+20), “el desarrollo no puede ser en contra de la felicidad humana, del amor, de las relaciones humanas, de cuidar a los hijos, de tener amigos, de tener lo elemental”.
Y nos hace reflexionar sobre cuál es la propuesta que nos traen las grandes compañías y los anuncios en TV? , Cual es el verdadero sentido que le damos a nuestras vidas si trabajamos para consumir?, que necesidad tan brutalmente impuesta se atreve a clavarnos una serie de comerciales transmitidos en una franja triple A y como permitimos pusilánimemente que nos domine y cree en nosotros la sensación de zozobra por no poder tener ?
Mucho se desprende de ese afán de tener, desde aquel niño que desea tener aquel juguete de moda que tal vez sus padres no le pueden dar, el adolescente con ansias de su nuevo juguete digital mas nuevo que anterior que tal vez ni necesita y tendrá mal fin o aquel joven adulto que padece por no tener el auto último modelo y no poder frecuentar cada fin de semana el sitio de moda o viajar al destino espectacular del cual podrá hablar con su círculo social cuando regrese.
Que estilo de vida le estamos enseñando a las nuevas generaciones cuando no se puede ser feliz con lo elemental?, que nivel de análisis aplicamos al tomar una decisión de compra?, que tan sesuda es la decisión al adquirir un bien o servicio, seremos acaso solo los borregos e idiotas útiles de un sistema consumista salvaje de las grandes marcas que imponen socarronamente sus productos en nuestras canastas.
Volver a lo esencial no es negar el futuro ni el desarrollo por el contrario es adoptar nuevos comportamientos frente a la escasez y las amenazas ambientales con tanto deterioro ecológico y lo mas importante limpiar los corazones de el smog contaminante de consumo desbordado.
Escuchar a Pepe Mujica es volver a lo esencial
Dom, 20/10/2013 - 10:20
La gente es tan feliz en los comerciales de televisión, que hasta quisiera protagonizar alguno, ¿qué pasaría si realmente los bancos, las empresas de telefonía móvil, los refrescos y todos esos