Basta detenerse en cualquier punto de Bogotá para darse cuenta de las mil historias que pasan, cada cual ignorante de las desgracias o las alegrías ajenas. Las historias, lo que cada uno está viviendo y lo que pueden estar pensando. Lo digo porque últimamente cada vez que me subo a un Transmilenio de noche, se sube alguna persona a contar una historia triste que concluye pidiendo una colaboración económica para sobrevivir.
Anoche, precisamente, se subió un hombre de buen aspecto, tanto que me sorprendí cuando se paro frente a mí y solicitó muy amablemente la atención de todos, me interesé tanto que decidí escucharlo para contar su historia en este post. Empezó contando que viene de Ibagué y allá se dedicaba a la mecánica automotriz, el hombre tenía su taller con el cual sostenía a su esposa y sus dos hijos; no tenía casa propia, pero su trabajo le daba para vivir dignamente hasta que llegó el día.
Un día cualquiera, unos hombres llegaron a Ibagué y propusieron a éste mecánico un negocio que prometía ser muy rentable y claro, él se emocionó tanto que cerró los ojos y firmó papeles e hizo todo lo necesario para llegar algún día a ser “un nuevo rico”. Al pasar los meses, aún no sucedía nada de lo prometido y preocupado fue a buscar a sus socios, los que ya no estaban donde supuestamente vivían, ni contestaban los teléfonos por los que se comunicaban, mejor dicho, desaparecieron de la faz de la tierra.
El cliente desengañado había entregado todos sus ahorros como inversión al nuevo negocio, y al desaparecer estos sujetos, ya no le quedaba nada más que seguir trabajando, intentó reponerse del golpe y siguió adelante; lo que no imaginó es que ahí no terminaría todo. Los estafadores, siguieron haciendo negocios a nombre de su víctima y estafando a más personas a otro nombre, lo que metió en graves líos al que hacía unos meses era un simple mecánico que trabajaba por sobrevivir.
Tan simple como esto, cada persona tiene una historia triste o feliz por contar, que vive o que vivió y así como éste hombre destruyó su vida por una mala decisión, algo que nos puede suceder a todos y es un situación para reflexionar y no ser tan indiferentes con las personas que pasan por nuestro lado y necesitan nuestra ayuda; así como hay personas de malas intenciones, no podemos vivir pensando que así son todos porque uno nunca sabe cuando necesitará de los demás y es cuando aparecerán los que dan la mano y los que la muerden.
Historia de un tumbado cualquiera
Dom, 25/08/2013 - 00:00
Basta detenerse en cualquier punto de Bogotá para darse cuenta de las mil historias que pasan, cada cual ignorante de las desgracias o las alegrías ajenas. Las historias, lo que cada uno está vivie