Entre conformismos, inconformismos e incomodidades, la justicia colombiana sigue moviéndose, y lo hace al ritmo de la cumbia, pues cojea y cojea pero aún no sabemos si realmente llega.
Es una época polémica acerca de este tema, dos políticas famosas y controvertidas, con graves denuncias en su contra, obtienen su libertad, sin claridad sobre las razones; un hombre paso 11 años en la cárcel y sale libre, pues se comprueba su inocencia; y sobre el accidente de la 26 no hay medida de aseguramiento para el culpable, como lo esperábamos los colombianos.
Fallos contradictorios de los que mucho se habla con indignación. Se reciben estas noticias y los que no sabemos de leyes, sino solo esperamos los fallos y nos enteremos a través de los medios, no entendemos. ¿Cómo la justicia tiene tantos “fallos”? ¿Cómo la justicia colombiana esta tan lejos de la lógica humana?
Diríamos que es una época esperanzadora: a años de distancia en materia judicial de países como Estados Unidos o Europa, hoy en día los colombianos comunes y corrientes podemos pedir investigaciones y aclaraciones a los jueces y ellos amablemente responde, los medios de comunicación y organismos de control están muy pendientes de su labor y nos notifican sus respuestas, y nosotros como desentendidos, acogemos estas versiones y las abanderamos.
Hay dos problemas principales con la justicia en Colombia, primero que todo, el campo judicial no es conocido por los judicializados y menos por quienes podemos eventualmente estar en este lugar, es decir no sabemos cómo funciona el sistema judicial de muestro país, y mucho menos como nos rigen las normas, es decir hasta donde nos cubren y desde donde nos vulneran las legislaciones de las altas cortes. Esta desinformación genera una inquietud hacia los deberes que tenemos como colombianos, y los derechos que podemos reclamar, como el derecho a pedir una investigación en contra de cualquier servidor público; y provoca una especie de delincuencia deliberada, cometida hasta por las personas más inocentes y honorables de la sociedad, precisamente por la inocencia o más bien por la ignorancia, ya que hay más de 20 mil leyes y cada uno de los delitos tiene diferentes clasificaciones: por su gravedad, por la forma de culpabilidad, por la unidad del acto y pluralidad del resultado…etc. Son alrededor de trece clasificaciones, así que multiplique, con razón uno de los principios es la presunción de la “inocencia” que en Colombia viene siendo la ignorancia.
El segundo gran problema del sistema Judicial es que los jueces y abogados no saben cómo actuar. Existen muchas leyes que se contradicen entre sí, haciendo casi imposible su aplicación debido a que nadie sabe cómo hacerlo, pues la corte recurre a la creación de delitos, con la esperanza de evitar que las personas tomen algunas conductas, particularizando los casos, y dejando cabos sueltos que son los puntos de partida de muchos procesos indebatibles, por falta de herramientas judiciales. Otro punto que desvirtúa el ejercicio judicial en Colombia es la burocracia jurídica que no solo alarga los procesos y las sentencias, sino que deja muchas veces sin sabores en torno a las decisiones de los jueces y fallos preliminares, que se dan dentro de un proceso mientras se concluye, como es el caso de la jueza que lleva el caso de Fabio Salamanca, el conductor ebrio involucrado en el accidente de la calle 26, donde todos esperábamos que fuera apresado, pero ella actuando en derecho y con una muy buena sustentación de su proceder, dio a conocer a la opinión publica el por qué deja libre a Salamanca, mientras concluye el caso, es decir el hecho de que este joven hoy en día este libre en la calle, al igual que Yidis, Dilia Francisca y Adolfo Gutiérrez (el hombre que pago 11 años de condena, siendo inocente) no es responsabilidad solamente de un Juez de la república, sino también de la fiscalía y en gran parte de este sistema judicial disfuncional y burocrático.
Esta cogerá jurídica no es fruto de un tronche cualquiera, es una amputación de una extremidad, por cuenta de la falta de conocimiento de los colombianos sobre las leyes que nos rigen y un posterior crecimiento de la extremidad completa, a cuenta de la inflación legislativa y la burocracia judicial que reina en los tribunales colombianos, que no solo confunde a los jueces, sino también a los juzgados y muchas veces a los mismos juristas. Esta desproporción produce un dolor profundo en la sociedad colombiana y sobre todo en las victimas, quienes no sabemos si una rendición de cuentas es suficiente para adentrarse en problemas de gestación y nacimiento del sistema judicial en Colombia, aunque admito que es una gran oportunidad de corregir y planear un buen desarrollo y funcionamiento a largo plazo, no solo del sector judicial. Recordemos que personajes como los jueces y abogados se ven obligados a hacer aclaraciones ante los medios y a través de las redes sociales, dado el nivel de desconfianza que existe en torno a su trabajo “trasparente y justo” y que sin embargo, sin más ni más, los “ciudadanos de a pie” nos vemos obligados a respetar estas decisión.
La justicia cojea, ¿pero llega?
Jue, 01/08/2013 - 01:02
Entre conformismos, inconformismos e incomodidades, la justicia colombiana sigue moviéndose, y lo hace al ritmo de la cumbia, pues cojea y cojea pero aún no sabemos si realmente llega.
Es una ép
Es una ép