Tomas callejeras de teatro, danza, música, cultura y mucho más, pueden devolverle a la comunidad universitaria un respeto que ya habían perdido como causa de protestas sin sentido que antes habían realizado, y cuando me refiero a que no tenían sentido es simplemente porque la violencia no tiene sentido, y la mejor forma de exigir educación es con muestras de educación y no dando a entender que se necesita resocialización.
Siempre que nos hablan de protesta tenemos la errónea convicción de que la violencia va ligada a esta, y no es así, porque cuando se unen estas dos se recuerdan grandes catástrofes como lo que se vivió en el famoso mayo del 68, en donde en una época de cambios culturales y de evolución científica que motivaban al conocimiento, se toma en Francia la decisión de protestar contra el gobierno por la pésima educación del momento y gran desigualdad social que existía, la cual a pesar del “auge” económico que surge en Europa después de la segunda guerra mundial, se ven nuevos grupos con fuertes tendencias comunistas los cuales exigían una educación gratuita y políticas laborales justas e incluyentes, pero esas exigencias que estaban motivadas por una ideología que de por si lleva a la violencia y que vinculó no solo a estudiantes sino a la comunidad obrera sindicalizada de Paris en muchas ocasiones dejo una gran cantidad de muertos, como consecuencia de un Estado que sin serlo en el papel, realmente fungía de arbitrario.
Hoy en el 2011 parece que ha surgido la inconformidad, una inconformidad que ya no recoge como en el pasada a la derecha y a la izquierda, una inconformidad que une masas respecto de políticas que se consideran injustas sin importar ideologías; no hay que ser doctor en ningún área para deducir que América Latina gracias a la globalización de las comunicaciones ha empezado a unirse a grupos de inconformismo social como los indignados en Europa, porque indignados nos empezamos a sentir todos cuando sabemos que se puede hacer más por parte de un gobierno y no se hace nada, indignados nos sentimos cuando sabemos que las universidades colombianas no registran en el Ranking mundial, indignados por la corrupción que nos empobrece a diario mientras enriquece ciudades como Miami a donde llega nuestro capital de impuestos.
Qué bueno que en Colombia empecemos a pensar y a trabajar más allá de la violencia que ha caracterizado los movimientos revolucionarios y se comience a actuar no solo como hacíamos antes, quedándonos en emociones de protestas que provocan más unas ganas de jugar a los niños que lanzan piedras, que realmente motivar un cambio por parte del Estado y un apoyo por parte de la sociedad; actualmente con la reforma a la ley 30, contrario a lo que piensan muchos, estoy de acuerdo, ya un reconocido economista del país dijo “cualquier cosa es mejor que la ley 30”, aquí lo único que le pido a los estudiantes es tratemos de alejarnos de ideologías políticas, cojamos papel y lápiz, sumemos y restemos y escojamos lo mejor para todos.
Aquí no sobra una felicitación, para aquellos que pasaron de la grosería como estos
http://youtu.be/aXxksTRQTcA
A la educación y a la cultura del respeto, que puede ser aplicada incluso para protestar como lo han hecho estos
http://youtu.be/zuuaMrCjNik
Nota. Comenten díganme su posición ¿les parece que la ley 30 del 92 (educación que están recibiendo actualmente) es mejor que la reforma (educación que recibirían en el futuro)?
Twitter:@davidleogo
Blog:Locura Colombiana
Los nuevos estudiantes.
Sáb, 05/11/2011 - 12:32
Tomas callejeras de teatro, danza, música, cultura y mucho más, pueden devolverle a la comunidad universitaria un respeto que ya habían perdido como causa de protestas sin sentido que antes habían