Son innegables los casos de desmanes protagonizados por hinchas a nivel mundial, como también son innegables los heridos y muertos producto de cada uno de ellos. Pero ¿ser "hincha" implica automáticamente ser un "desadaptado social"? ¿La violencia se encuentra realmente inmersa en el ser de cada individuo que acude a la cancha? Realmente no pienso que sea así.
Cito a Jorge Valdano, "Hay dos tipos de espectadores: aquellos que aman el fútbol y aquellos que aman la moda o el fenómeno social. Estos últimos son los peligrosos". ¿Acaso no es cierto? A la cancha se asiste para cantar y gritar, para alentar noventa minutos, demostrar ese 'aguante' incondicional que constituye el orgullo de toda hinchada. Ese es el sentir de todo el que acude al campo de juego por las razones correctas, aquél que sabe que el alma abandonará su cuerpo al momento de gritar gol, pero no por ello, éste debe quedar tendido en el asfalto horas después.
Por los violentos, esos que se esconden tras los colores de un club y su escudo, para hacer el mal, para robar, consumir drogas y acabar con la vida de cualquiera que porte la camisa de otro equipo, no pueden ser juzgados los demás.
En ningún momento justifico los actos vandálicos ni las agresiones interpersonales. Debemos ser conscientes que dentro de las mismas barras se ha venido realizando un esfuerzo por limpiar su imagen al expulsar integrantes que habían perdido el verdadero significado de pertenecer a ellas… pero que no es un proceso sencillo, ni se logrará de la noche a la mañana. Los cambios concretos y visibles toman su tiempo, como todo en la vida. No todo corresponde a esa imagen que venden los medios, incluso, no son todos, los que "disfrazados" de seguidores, empañan el verdadero espectáculo.
Cabe resaltar que muchos de ellos ni siquiera han creado un vínculo con la institución, no conocen su historia, y posiblemente estén presentes en las campañas fructíferas, pero cuando su equipo decaiga, abandonarán este estilo de vida como si fuese una tanda más de alguna moda pasajera. No existe identidad alguna con la verdad que dicen profesar.
Es sencillo generalizar y crear un rechazo hacia todo seguidor del fútbol. Pero, sin los hinchas, no habría fiesta, se acabaría el carnaval, se extinguiría la esencia y fin del fútbol como tal. Esos, de los que tanto reniegan son los que aportan el colorido y la vida a cada encuentro, los que contagian la alegría desbordante, los que disponen a los asistentes para anular por hora y media todo prejuicio social.
Recuerde: en el estadio se abrazan desconocidos… el empresario y el obrero, el médico y el estudiante, los viejos y los niños.
Si pertenece usted al grupo de personas capaz de valorar el esfuerzo que otros hacen, para adornar la fiesta de la que usted también participa, muy seguramente compartirá este punto de vista. Si por el contrario, es un crítico acérrimo de este tipo de manifestaciones, tómese el tiempo de mirar un poco más a profundidad.
No se quede con lo poco que digan por ahí, ni mucho menos en la opinión que encuentra aquí plasmada, si fuese necesario, documéntese, para entender lo complejo de este fenómeno y pueda así hacerse una idea de un estilo de vida para quienes llevan el fútbol en su sangre, no los que viven derramándola en las calles.
Los que aman el fútbol y aquellos que están por moda
Jue, 11/07/2013 - 01:01
Son innegables los casos de desmanes protagonizados por hinchas a nivel mundial, como también son innegables los heridos y muertos producto de cada uno de ellos. Pero ¿ser "hincha" implica automáti