Un equívoco. Un error. La policía sale presurosa a decir que a tal o cual muerto revestido de inocencia lo mataron por “error”, como si eso le devolviera la vida a alguien. Una campesina violada y que pierde a su bebé en el parto es acusada de asesinato y condenada a prisión. Siete años después, el Estado reconoce su “error” y le pide disculpas. La organización encargada de la defensa de los militares en servicio activo, en una serie de “errores”, cada uno más grave y grande que los anteriores, amenaza a la mayor parte de la prensa nacional enmascarando dicha amenaza bajo un “error” de redacción.
Los errores se han convertido en una buena manera de enmascarar la mezquindad o la sevicia de muchas acciones. En un noticiero un policía hace tres disparos a los pies de un transgenerista y sale diciendo que fue en defensa propia, pero aún a pesar de que el video muestra claramente que no hay defensa propia, es seguro que mañana se dirá que fue solo un error.
En ese orden de ideas, Colombia es un error; un equívoco en el que cada ciudadano está indefenso ante la errónea concepción de que estamos al servicio de los funcionarios públicos. Un error en donde la posibilidad de ser respetados por la fuerza pública es una pretensión utópica, una fantasía. Colombia, un error según el cual los criminales son cobijados por la protección del Estado pero las víctimas son menospreciadas. Nada bueno puede venir de una realidad en la que el sentido común se ve desplazado por el cinismo. Tal vez en doscientos años alguien escriba en un libro de historia una disculpa por ese “error” que el año pasado cumplió dos siglos.
Por Error
Mar, 29/03/2011 - 17:53
Un equívoco. Un error. La policía sale presurosa a decir que a tal o cual muerto revestido de inocencia lo mataron por “error”, como si eso le devolviera la vida a alguien. Una campesina violada