Iba por la avenida Corrientes en Buenos Aires y me encontré de frente con una valla inmensa de la marca Narciso de ropa interior. No podía ser otra cosa que un tipo inmenso con ocho perfectos cuadrados como abdomen, dos masas exactas como pectorales y piernas que parecen esculpidas en arcilla como pintadas con color naranja por el bronceado. Después de estar como 20 segundos mirando de reojo el cartel para que la gente no me viera con cara de hipnotizado seguí mi camino muerto de la envidia y decidido a llegar a mi casa, coger mis pantalonetas del colegio y salir a correr para luego llegar a hacer abdominales.
[caption id="attachment_359716" align="alignnone" width="300"] Modelo de la campaña Concept de Calvin Klein[/caption]
Ni corrí ni hice ejercicio. Esperé a un amigo que venía de visita y fuimos a comernos una hamburguesa en Burger King, sin importar lo buenas que estaban las papitas fritas no pude sacarme de la cabeza la imagen del tipo más bueno de toda la avenida que lucía un bóxer verde fluorescente y mientras moría de la envidia se me vino una pregunta a la cabeza.
¿Nunca se va a agotar la fórmula de promocionar todos los productos sin importar lo que sea a través de sexo?
Cuando intenté resolver la inquietud me puse a investigar y todas las personas súper hot de los comerciales tienen algo que los hace inaccesibles: nuestra cobardía. Le pregunté a un amigo qué haría si estuviera encerrado en una habitación con todas las modelos de la marca Victoria´s Secret y me respondió: “Les haría de todo”, supuse que se refería a la cosa sexual, pero luego intenté recrear esa escena en mi puerca imaginación y lo único que se me vino fue a este pendejo sentado en una silla babeando por todas esas mujeres súper buenas con cara de estúpido e incapacitado para producir ningún sonido decente.
Para ser justo también le pregunté a una amiga qué haría si estuviera encerrada con Matt Terry (el modelo de Calvin Klein) y me respondió que le lamería todo el cuerpo y un poco de cosas más pero… ¿tendría mi amiga la valentía de pedirle permiso para lamerlo?
A pesar de saber que todo es mentira, ya que usando el desodorante Axe no nos van a caer ángeles, ni con tangas de Leonisa las mujeres van a conseguir una propuesta de matrimonio, seguimos estando influenciados por el mismo poder del erotismo. Sin importar lo que hagamos sentimos una envidia profunda hacia las personas que tienen un cuerpo de lujo y no hacemos nada para parecernos a ellas, solo llegamos a fantasear sexualmente con esos objetos del deseo y lo máximo que tendremos es un sueño húmedo.
Hay diez mil programas de entrenamiento, pesas en todos los gimnasios, grupos de personas que se reúnen a trotar juntas, incluso programas de baile para quemar grasa y no tenemos la fuerza de voluntad para empezar a hacer algo para ser nosotros los que tengamos ese cuerpo de muerte.
No ha nacido el primer bebé con los bíceps marcados, por eso la culpa es solo nuestra al buscar excusas para evitar el dolor y el cansancio de salir a la calle dispuestos a cambiar para mejorar la forma en la que nos vemos. Si quejarnos nos haría perder peso, seguramente más de la mitad de la población estaría en condiciones de modelar para una marca de lencería.
Qué más da. Año tras año vamos a seguir viendo en televisión los comerciales de personas perfectas como Alex Lundqvist o Candice Swanepoel y vamos a tener esa misma sensación de lujuria con frustración. Por mi parte, ya que voy a tener que ver ese cartel de Narciso todos los días de camino al trabajo hasta que lo quiten, voy a inscribirme al club de los corredores domingueros, a lo mejor esa sea la señal divina que me va a llevar a mi destino: subir fotos en bóxer a Facebook y no sentir vergüenza nunca más.
Qué onda con los comerciales de ropa interior
Mar, 17/12/2013 - 06:38
Iba por la avenida Corrientes en Buenos Aires y me encontré de frente con una valla inmensa de la marca Narciso de ropa interior. No podía ser otra cosa que un tipo inmenso con ocho perfectos cuadra