En estas vísperas de la visita papal, algunas personas me han preguntado qué pienso sobre este acontecimiento. Algunos a sabiendas de mi ateísmo, otros no, finalmente termino respondiendo lo mismo en ambos casos: que el papa visite o no a Colombia me tiene sin cuidado.
Personalmente no representa nada para mi existencia, es tan irrelevante como cuando ha venido el Dalai Lama, Walter Mercado o David Miscavige. No va más allá de una visita de un Jefe de Estado como cualquier otro, pero evidentemente para el resto del país no es una visita de jefe de Estado o líder espiritual cualquiera.
Finalmente me parece bien para los católicos, quienes encuentran en esta visita una oportunidad de conocer, en persona, a su gran guía espiritual. Pero por desgracia este acontecimiento no queda allí y es en este punto donde surge un profundo inconformismo y la más grande sensación de impotencia.
De manera descarada y sinvergüenza el gobierno toma parte activa y decidida en esta visita y es que hábilmente han logrado utilizar el pretexto de la “visita de Jefe de Estado” para gastarse 28 mil millones de pesos del presupuesto nacional para atender este evento sin precedentes. Ni siquiera cuando Obama vino a la cumbre de Las Américas se gastó esta cantidad.
Es acá donde se debe pensar en el dinero de los contribuyentes de millones de ciudadanos que no confesamos la fe católica. El Gobierno de manera arbitraria decide gastar esta astronómica cifra en contra de muchas voluntades.
Además, encarga al vicepresidente de la república una extraordinaria misión para atender al líder espiritual en su visita, derrochando recursos que solucionarían inmensas afugias de otros sectores sociales.
Es una burla para un ateo y para la Constitución Política de Colombia cuando el gobierno toma sus Artículos 18 y 19 y hace trizas con ellos.
Como ciudadano ateísta me siento pisoteado y solo puedo entender que la Carta Magna es un comodín que cada gobierno utiliza a su antojo cuando le es útil o de otra forma se hace el de “las gafas” como es en este caso.
Se aprovecha de la extensa popularidad de la religión católica en Colombia y de la obvia alcahuetería del pueblo, quien celebra la desvergonzada y exagerada incursión del Estado en la visita papal, vuelven este hecho otro acto más de pan y circo.
Ya quisiera ver la reacción de los católicos en el caso de la incursión desmedida del gobierno en la visita de algún líder espiritual protestante o de una confesión religiosa minoritaria. Sería esto un despropósito y muchas voces en contra hablarían, pero en el caso de la visita de Francisco, solo el pleno respaldo y el silencio pululan.
En este sentido, para un ateo la visita de Francisco resulta incomoda, agresiva y ofensiva, a pesar que solo representamos el 7% del total de la población en Colombia, un Estado democrático debería ser más mesurado e imparcial ante estos eventos religiosos.
Aunque para la gran mayoría es un evento maravilloso, para los ateos es una confirmación más que nuestras garantías como ciudadanos colombianos cada día son más frágiles y como grupo poblacional estamos perfectamente marginados a la hora de tomar decisiones “pluralistas” en un país que funge de ser un Estado Social de Derecho.
Solo nos queda levantar unas pocas voces de protesta, silenciadas por la ensordecedora euforia de los feligreses animados por la onerosa visita del jerarca católico.
¿Qué piensa un ateo de la visita del Papa?
Mar, 05/09/2017 - 03:38
En estas vísperas de la visita papal, algunas personas me han preguntado qué pienso sobre este acontecimiento. Algunos a sabiendas de mi ateísmo, otros no, finalmente termino respondiendo lo mismo