Qué rico es ser rico en Colombia

Jue, 08/02/2018 - 06:08
Cinco personas que viajaban a un funeral, entre ellas dos mayores de 70 años, estuvieron a punto de perder la vida por el accidente que provocaron varios coches de alta gama, en el municipio de Villa
Cinco personas que viajaban a un funeral, entre ellas dos mayores de 70 años, estuvieron a punto de perder la vida por el accidente que provocaron varios coches de alta gama, en el municipio de Villa Pinzón. Según Carlos Rincón, el conductor de la camioneta en donde viajaban los dolientes de dicho funeral, en su camino apareció un carro en el aire: "No tuve tiempo de reaccionar, fue cuestión de segundos… mi camioneta perdió el control y por eso fui a dar al otro lado de la vía”. Según versiones de algunos medios, Giovanni Bojanini, fue el conductor que a bordo de un coche McLaren (un juguetito de más de mil millones de pesos) provocó el accidente. Según el dermatólogo barranquillero esto es falso, ya que era imposible que estuviera manejando a excesiva velocidad debido a las condiciones meteorológicas. Palabra de Bojanini contra la de Rincón. Cuando uno no tiene pruebas y no puede esperar a que la justicia colombiana —con esa diligencia y ecuanimidad que la caracteriza— nos diga qué pasó, suele acertar poniéndose de parte del más débil. Piensen ustedes quién es aquí el más débil. Bien, pero aún si en gracia de discusión aceptamos la versión de Bojanini, de todas formas, nos encontramos con que este señor es integrante de un grupo de amigos bogotanos dueños de coches de alta gama que suelen pasar de los 200 kilómetros por hora en sus excursiones de entretenimiento. Como ese día era lluvioso “solo iban a 170 km/h”. ¡En carreteras colombianas! No estamos hablando de autopistas europeas. En este momento, dos de las personas heridas en la camioneta que iba al funeral están internadas en un hospital, una en cuidados intensivos y otra por complicaciones pulmonares. De ellas es de lo que menos se habla. Lo que más interesa es el lamentable estado en el que quedaron los valiosos bólidos de los señoritos, el de Bojanini y los de otros que lo acompañaban. Y hemos conocido, según contó W Radio, que a estos “piques” suele ir un policía en moto a “vigilar que no pase nada”. Casi coincidiendo con esta noticia supimos de la captura de una banda dedicada a robar relojes de alta gama —principalmente Rolex— en restaurantes del norte de Bogotá. Nada que objetar y qué bien que la policía haya sido tan eficaz en estos casos. Pero cuánta gente no pierde bienes más modestos —una bicicleta, un celular, la cartera— y a veces con estos bienes la propia vida, sin que se sepa de los delincuentes. Y no digamos la oscuridad que rodea a los autores de atentados cotidianos contra líderes sociales. Y para concluir con un tercer ejemplo de lo rico que es ser rico en Colombia, o aparentarlo en este caso, veamos qué pasó con lo que la prensa llama el escándalo del “narcojet”. Unos avivatos europeos viajan primero a Colombia en jet privado con dos objetivos: primero, contactar con los proveedores de un cargamento de cocaína y segundo, comprobar las ventajas de viajar en jet privado en este país. No son multimillonarios como aparentan, aunque en Colombia da igual, lo importante es parecerlo. Son un desocupado, un cocinero, un albañil… pero europeos y aparentemente ricos. Efectivamente, comprueban que mientras un cristiano normal y corriente tiene que pasar engorrosos y molestos controles dizque por la seguridad de todos, ellos no tienen ni que hacer fila para el control de pasaportes. Y obviamente cierran el negocio, que era lo importante. Luego regresan, siempre en jet privado, cargan quince maletas con 35 kilos de cocaína cada una, llegan a Inglaterra y allí los detienen. Es la típica operación sabida de antemano por las autoridades. Antes de la cual la policía británica habrá coordinado con sus colegas colombianos para que los vayan a detener. Lo que no le habrá dicho la policía británica a sus colegas colombianos es lo que pensaban, que es más o menos esto: “Déjenlos pasar, hagan como es costumbre allí con los que viajan en jet privado. Porque si los detienen, en cuestión de días estarán en la calle después de comprar al juez”. Y este narcojet no es un caso aislado. Porque en Colombia resulta de lo más normal cargar más de media tonelada de cocaína en un avión privado sin que nadie te moleste porque eres aparentemente rico. Y porque no hay nada más rico que ser rico en Colombia.
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