Sangre en Carulla

Mar, 24/12/2013 - 06:59
Si estoy diciendo mentiras me corrigen.

El video "de Carulla" en Youtube lo dice todo: un mancito muy decente, mechudo y con pinta de bacán, es retenido ilegalmente junto a su novia  en las insta
Si estoy diciendo mentiras me corrigen. El video "de Carulla" en Youtube lo dice todo: un mancito muy decente, mechudo y con pinta de bacán, es retenido ilegalmente junto a su novia  en las instalaciones de esta inmensa corporación. Dos porteros de la empresa de vigilancia Atempi, le cierran el paso a empujones y sin que haya mediado ningún tipo de agresión por parte del muchacho, uno de ellos, cobardemente, sin haberlo retado a pelear, sin que la víctima pudiera preverlo, le revienta la boca en sangre de un golpe tan salvaje que lo acuesta. El joven aturdido logra levantarse dejando el piso como el de una plaza de toros. No reacciona físicamente. Madrea al portero, pero no le devuelve el golpe. Manda a llamar al administrador, mientras que, vocalizando a gritos su desespero, trata de explicarle al aterrado auditorio de empleados y clientes lo sucedido. Finalmente, cuando llega el administrador y le ve la cara que no para de gotear, lo único que se le ocurre hacer es echar al tercero que está filmando la escena con el celular. De ese celular salió el video que voló por los aires cibernéticos hasta caer en mi computador. Lo primero que hice fue echar un trino proponiendo una “Orinatón” frente al Carulla de la 85, lugar donde habían sucedido los hechos. Miles de vergas y vaginas miándose frente a la puerta de entrada del supermercado podían ser el acto simbólico, que le moviera la conciencia a los directivos de esta cadena de supermercados. Otros propusieron convocar a la gente para que se abstuvieran de comprar en Carulla durante tres días. Muchas personas manifestaron su indignación en las redes sociales y los medios, en su gran mayoría, censuraron a la cadena de supermercados.  El vicepresidente de recursos humanos del conglomerado, el señor Juan Felipe Montoya, dio la cara y pidió disculpas afirmando que era un hecho lamentable. Es decir, al fin de cuentas y por encima, todo terminó bien. Lo que me movió a calentar las teclas buscando revolver un poco la tierra reposada en el fondo de este manantial cristalino, fue la actitud de aquel grupo cibernético (que no dejó de ser representativo) de personas que apoyaban al portero. Muchos llegaron a manifestar que al joven debieron haberle cascado más duro. Esos cibernautas que inseminaban las pantallas con sus ácidos comentarios, no tenían aspecto de ser neonazis, eran hombres y mujeres del común que justificaban la golpiza, por el hecho de que la niña se había vomitado en el baño y porque según ellos, la pareja estaba borracha. Agarrando el mico por la cola, pensando en lo irrelevante, es conveniente aclarar que ninguno de los dos estaba borracho. Ella podía estar un poquito enrumbada pero no jincha. Se los digo yo que si de algo sé, es de mujeres ebrias. Sin embargo, el grado de alicoramiento en este caso importa un soberano culo. ¿O es que estaban manejando a toda mierda por la quince? A este par de jóvenes los golpean en el Carulla que colinda con la Zona Rosa, en una de esas madrugadas que le caen a este inmenso establecimiento, que está abierto las 24 horas. ¿Ustedes por qué creen que este Carulla abre toda la noche? ¿Será que Carulla pretende realizar una función social? Existe un hecho innegable que nadie ha tenido en cuenta: Carulla se embilleta a raudales, se baña en plata con el hambre y la sed de los borrachos, que salen enfiestados de los bares a buscar un mendrugo de pan y un par de botellas para seguirla. A algunos de aquellos les sientan mal los tragos y se vomitan, como le pasó a la hembrita del agredido, que no es que estuviera guarapeada de la rasca, pero muy probablemente las ginebras le habían rebotado un poco el estómago, que no tuvo otra opción que rebelarse. La conclusión es sencilla y lógica. Si Carulla se lucra de la noche y sus excesos tiene que prever que de vez en cuando, uno que otro borracho le deje tirada en el baño una pizza hawaiana, y tiene que tener un protocolo establecido para estas situaciones, y muy especialmente, el personal adecuado para atenderlas. Es decir, lo digo con firmeza y seguridad: todos los borrachos estamos legitimados constitucional y legalmente para vomitarnos en Carrulla. Lo que muestra el video es que el procedimiento establecido por  la empresa en estos casos es el siguiente: primero, el borracho que se vomite debe limpiar su vómito; segundo, si se niega a limpiarlo se le impedirá su salida hasta que lo haga; tercero, si no lo limpia... los porteros procederán a pegarle una levantada ni la hijueputa. Ahora, me pregunto: ¿qué pasa si un borracho intimidado accede a limpiar el reguero y en la rasca se resbala en su propio sancocho, se cae al piso y se desnuca…? A ese borracho que fue obligado a limpiar ¿quién lo paga? … O es que entonces no tenía derecho a estar borracho en ese lugar, o peor, tenía derecho a estar borracho, a comprar y llenar de oro a los accionistas de la cadena, pero eso sí, debía exigirle a sus náuseas que lo sorprendieran en otro lugar. Me pregunto; ¿a cuántos borrachos les habrá tocado limpiar su propio vómito? Me los puedo imaginar trapero en mano, con los ojos llorosos patinando en el piso para poderse sostener. ¿Exagero? ¿Eso creen? ... … ¿Entonces díganme por qué el portero obró de esa forma?  ¿Porqué el administrador amparó el procedimiento de ese par de matones con uniforme? Ahora viene lo peor: la forma como obró la institucionalidad. Todos en Carrulla obraron con ese par de jóvenes, como obra esta la sociedad con los desvalidos. Vomitándose en ellos. Al fin y al cabo qué respaldo de la institucionalidad pueden esperar un mechudo y su novia en este país camandulero y arcaico, mal gobernado milenariamente por un rebaño de cerdos fachos encorbatados. La perla dorada que brilla, la cereza que decora el helado, vino a ser la forma como los directamente implicados se pronunciaron sobre sus culpas y responsabilidades. Los cagadones de las grandes empresas en este país están amparados por el Estado y sus autoridades. El primer hecho relevante para resaltar, es la pasividad con la que obra el administrador del supermercado y el encubrimiento de la situación al cual lo obliga el secreto protocolo empresarial que a claras luces, por lo menos hasta el momento, imperaba en esa gran superficie propiedad del conglomerado Éxito. El administrador no solo no detiene la muenda, no le dice nada al portero, ni siquiera llama a la policía: lo único que hace es echar del lugar a quien estaba filmando. El cliente sale con la boca vuelta mierda. Humillado e impotente, llega a la Clínica del Country a que se la cosan y no lo atienden por que la EPS no le funciona. Vuelve a Carulla a preguntar quién le va a pagar los puntos y el administrador con la malparidez más hijueputa, lo que atina a decirle es que se largue y que vaya a hacerle el reclamo a Atempi, la empresa de vigilancia. Habla con el director de la zona y este también lo manda para la gran puta mierda, le dice que no joda más y que la empresa de vigilancia no tiene ninguna responsabilidad, que vaya y se entienda con el portero que le cascó, quien lo vuelve a enfrentar, diciéndole que cuando quiera lo espera afuera para volverlo a encender. Finalmente llegó la policía que dijo que no iba hacer nada y que pusiera el denuncio, y ojo a lo que dijo el comandante de la estación: “Hay que estudiar la responsabilidad no solo del portero... sino también la del joven que estaba borracho”. ... ¿Ah? Alguien se ha puesto a pensar en lo que pudo sentir por su patria este colombiano, al llegar esa noche a su casa a las ocho de la mañana, con la boca reventada, después de haber sentido que no pudo hacer nada ante el peso despótico de un sistema picho, que defiende los intereses de los conglomerados pisoteando la dignidad del ser humano. Ahora, Carulla agacha la cabeza frente al escándalo y lo llama a conciliar. ¿Cuánto le irá a dar por la herida, el daño moral y si al caso, por la exposición no autorizada de su imagen en la web? ¿Cuánto? ... diez, veinte, póngale 50 millones. ¿Y cuanto es esto para Carrulla? Es un moco en el pañuelo. Esto es lo que vende Carulla en un par de segundos. ¿Y saben por qué va a ser ese, el rango miserable de esa negociación? Porque a eso nos ha acostumbrado nuestra justicia. Les explico rápido: en Estados Unidos condenaron a MacDonald’s a pagarle un millón de dólares a una señora que se había quemado una pierna con un café y todo porque en el vaso de cartón no decía que estaba caliente, ni que debía tener precaución de no regarlo. Como este ejemplo hay miles. Es decir, si esto hubiera pasado allá, habría una cola de abogados detrás del muchacho pidiéndole el poder para llevar un proceso de por lo menos un par de millones de dólares. ¿Por qué allá pasa eso y acá no? Porque el análisis que hacen nuestros jueces es un análisis meramente objetivo y no subjetivo. Aquí la sentencia dice: "El que rompe paga lo que rompe". Es decir, en este caso: La jeta rota. Nada más. Y suena justo, sin embargo en una sociedad compleja, jerarquizada y desproporcionada como esta en la que me tocó vivir, esa ecuación no tiene en cuenta las cargas  y responsabilidades a las que deben estar sujetos quienes detentan el poder económico, para que por lo menos exista un remedo de equilibrio social. El sistema anglosajón incorpora la figura de los "daños punitivos", que resumiéndola, observa el asunto desde un punto de vista subjetivo: ¿Quién es el que causa el daño y qué hay que hacer para que no lo repita? Así, con este análisis, el castigo no será solamente coherente con el daño que se causa sino con el sujeto que lo realiza y si ese sujeto es una corporación inmensa, pues toca clavarle una condena que le duela y para que le duela un poquito a un monstruo de esos, la cifra tiene que tener muchos ceros a la derecha. Pero eso no pasa en Colombia, al mechudo lo transan por un calado y al portero lo nombran empleado del mes. Y por eso es que insisto, lo único que nos queda por hacer es miarnos todos frente a Carulla, a ver si así les movemos las tuercas de la conciencia a sus dueños. Ahora... ¿Qué hubiera pasado si aquel avezado camarógrafo, que para mí es el héroe de esta historia, no agarra esas crudas imágenes en su celular? Allí estaría rodando en la bicicleta estática de esta justicia amañada, otra de las miles denuncias en contra de una corporación gigante que le pone encima la suela a un ciudadano indefenso, al que el Estado también ve como una cucaracha más. Por eso, a mí habrán de perdonarme todos esos poderosos magnates del grupo Éxito, a mí me perdonará el yupisito apendejado que les habló a las emisoras, pero con todo el respeto que me merecen, con la veneración y admiración que les profeso, debo decirles esto mirándolos ojos, braveado y sin vaselina: a mí no me crean güevón, a mí no me meten los dedos en la boca, ustedes nada lamentan sabandijas abusivas, sus disculpas son falsas palabras de facho rezandero y doblemoralista. Yo sé perfectamente que así como los malparidos curas pedófilos violan sorditos y paraplejicos, ustedes señores del grupo Éxito, habrían seguido abusando de los borrachos y encendiéndolos a golpes si no hubieran sido descubiertos. ¿Para qué está la ley sino es para garantizar nuestra dignidad y nuestra libertad? ¿Para qué un Estado gonorrea que encubre los abusos de las grandes empresas, olvidándose de las personas de carne y hueso, que son los que lo conforman y estructuran? Ole perros, gobernantes y autoridades hijos de puta, aquí estamos nosotros. ¿Se acuerdan? Esos que los solventamos. Los mesmitos que les pagamos sus sueldos con nuestro trabajo, que le pagamos el IVA a los Garullas de Carulla cada vez que compramos una bolsa de leche. Es por nosotros y para nosotros que ustedes existen: para que podamos trabajar tranquilitos, rumbear tranquilitos, vomitarnos tranquilitos e irnos a dormir tranquilitos, sin pensar en que una partida de cabrones nos va a dar por el culo cada vez que nos descuidamos. Twitter: @eldiabloesdios
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