Desde hace algunos años, las redes sociales han sido testigos de la decadencia de la sociedad y el valor de la familia, de hecho, en general de todos los valores; la relación madre – hijo se limita a unas fotos en el muro y de pronto de perfil, además de estados como “amo a mi hijo” y la constante publicación de lo que supuestamente hacen con sus hijos cuando el realidad lo ven una vez al día, lo saludan y se van a dormir.
Para la mayoría de los padres del pasado, tener hijos fue una decisión, un plan y para muchos hasta un sueño, qué tristeza que actualmente las madres lo sean porque tocó, por un mal cálculo, porque el anticonceptivo no funcionó o se rompió el preservativo; total, tantas madres jóvenes dando a conocer a sus hermosas criaturas en las redes sociales, demostrándole a sus miles de amigos su responsabilidad infinita y el gran amor que le tienen a un niño que jamás esperaron tener, cuando la realidad es diferente y en sus casas solo se ven a los abuelos criándolos, dándoles de comer y cuidando de ellos mientras sus “padres facebookresponsables” se van de rumba. Lo peor no es eso, es que además de fotos y estados, esa compartidora de imágenes alusivas a los hijos (que aún no tienen facebook), halagándose, diciendo que no se arrepienten de tenerlo como si hubiese sido un plan de vida a los 16 – 18 años para así consolarse del sentimiento de culpabilidad y vergüenza de no haber sabido encaminar su vida, cuidarse y que el padre de su heredero sea un irresponsable que sólo quiso pasar una noche de placer.
Cabe aclarar que no aplica para todas, porque así hay niñas que han sido víctimas de abusos, para quienes la realidad ha sido diferente y mucho más dura; y muchas se escudarán en que fueron “violadas en su buena fe”, ¡Patrañas! Cada quien sabe qué fue y cómo fue lo que pasó, pero en las redes sociales a nadie le importa eso, ni lo que haga con su hijo en todo el día, no sirve de nada que los ciber amigos digan que es un buen padre/madre, si su hijo no recibe ese calor y ese amor que públicamente profesa. Tampoco sirve de nada que se ponga a decir que cambio las rumbas por un hijo, si sabe que le tocó, o que fue por culpa de la rumba que quedo inflada. Pero ya es suficiente el problema, ahora lo ideal es buscar opciones para salir adelante (sin que la mamá se le haga cargo del muchachito), lo que no hizo o no pensó cuando pasó lo que pasó, todavía se puede hacer, cosas como estudiar, o por lo menos terminar el colegio, o trabajar y estudiar, total, es que con el tiempo que deja de estar en Facebook publicando bobadas, eso le alcanza para darle amor a su hijo, para estudiar y trabajar; eso es una madre, o un padre, que sin importar la edad pueden amar a sus hijos en su corazón y no en su facebook.
Ser mamá en tiempos de Facebook
Lun, 19/08/2013 - 00:07
Desde hace algunos años, las redes sociales han sido testigos de la decadencia de la sociedad y el valor de la familia, de hecho, en general de todos los valores; la relación madre – hijo se limit