Sexuales con juguetes.

  No hay nada más peligroso que un inexperto o un falto de imaginación  con un juguete sexual; y cuando digo “peligroso” no sólo me refiero al daño físico que se puede, o puede causar, sino también a lo tedioso y aburrido en lo que puede convertir un artilugio de este tipo.  Para ser justo, no siempre los juguetes sexuales se compran en una sexshop, quien tiene imaginación puede encontrar la manera de convertir cosas a mano en algo insospechado. Cuando éramos niños podíamos crear historias fantásticas para divertirnos, una toalla podía ser la capa perfecta que nos diera superpoderes y así personificar nuestro superhéroe favorito, cualquier objeto de la casa en un par de segundos podía dejar de ser lo que era para cumplir una función específica en nuestra misión de entretenernos.  Siendo niños no nos gustaban  las aguas tibias a la hora de divertirnos, si miramos retrospectivamente lo tendremos claro; también es claro que hay niños que prefieren otro tipo de diversiones y eso no los hace menos creativos o imaginativos. Las sexshop pueden tener ese condimento especial para cambiarle el sabor a nuestras relaciones.  Muchos no conocen la pimienta, el tomillo, el orégano, etc.,  y cuando los conocen saben que nada volverá a ser lo mismo sin estos. Algo así sucede con nuestras relaciones, necesitamos todos los días reinventarnos porque la monotonía mata cualquier tipo de relación, eso lo aprendí hace mucho tiempo, a prueba y error,  pero muchos y muchas aún no tienen idea que esto puede ser el detonante para el fin de sus relaciones de pareja.  Saber jugar, y saber cómo hacerlo, es necesario y fundamental en todas las relaciones; tener sexo de la misma forma todo el tiempo puede llegar a aburrir a algunas parejas, debe ser por eso que cuando se empieza la vida sexual muchas parejas parecen conejos y algunos con el tiempo terminarán teniendo estrictamente sexo “gerleinesco”, es decir no recreativo, como el del senador. Yo aprendí siendo muy chico en las conversaciones triviales con mis amigos de infancia algo fundamental, y es que primero debemos complacer a nuestras parejas y luego complacernos nosotros. Desde entonces es mi máxima en la cama: “dar placer es mi placer”. A muchas y muchos les constará que no quien lo tenga más grande da más placer; el porno me parece que ha creado unos estereotipos de hombres “trípode” y mujeres “voluptuosas” como modelo erróneo de lo ideal. Un profesor en mi época de universidad, cirujano plástico él, en una ocasión en el transfer del piso de cirugía cuando le dieron chocolate en un pocillo sin oreja dijo algo en parte lógico para mí: "¡Están atentando contra el 70% de mi capacidad sexual!”; luego debió explicar que ese porcentaje estaba en sus dedos y su lengua, yo le dije que esas eran las herramientas y no la capacidad ya que el órgano sexual por excelencia debería ser el cerebro, él simplemente dijo al salir:  “La tienes clara”. Comer todos los días lo mismo puede llegar a aburrir o hacernos perder el interés por eso que nos gusta tanto; mi amigo Álvaro Serrano Calderón, músico talentoso y hombre sabio, dice en una de sus canciones “para quererse más hay que echarse de menos también cansa lo bueno”.  Háganse echar de menos, es muy fácil. Por ejemplo un buen juguete para lograr esto es el sexo temático, sorprenda a su pareja con un disfraz, finja ser un o una colegiala, un profesor(a), un obrero, el fontanero, enfermero(a), doctor(a), o el personaje que su imaginación le indique; seguramente su pareja sentirá en el momento la excitación de cumplir esa fantasía que tenía guardada, y también podría darle nuevas herramientas a su capacidad sexual;  no lo dude.  La comunicación es necesaria, pregunte antes qué no le gusta a su pareja y así no terminará haciendo y siendo algo peligroso al momento de jugar. Así como se gasta dinero en cosas innecesarias, úselo para no caer en la rutina; las sexshop tienen ofertas que de seguro no sabía que existían, ni tampoco lo útil al momento de dar y recibir placer.  Con imaginación un supermercado puede ser su propia tienda sexual: leche condensada, chocolate líquido, crema chantilly, etc., piénselo, sólo deje que su capacidad sexual contenida en su cerebro haga las compras y de paso, si es de las personas que temen entrar a una sexshop, soluciona ese detalle. Sin embargo mi recomendación es visitar una, y si es con su pareja mejor, así podrá saber de una buena vez por todas si le interesa o no hacerse a uno de los juguetes que ofertan.  Nunca deje de ser niño al momento de usar su creatividad, esa es la diferencia entre ser un buen o mal polvo; pregunte sin temor, seguramente detrás suyo hay una extensa fila con la misma duda; amar también es pensar en su pareja al momento de complacerla o complacerlo, y si no es con su pareja y sólo busca sexo, ayudará mucho a su autoestima y seguramente también a la de quien disfruté una experiencia diferente y gratificante. Herramientas y/o juguetes sexuales, hay muchas en el mercado pero el cómo tener un óptimo desempeño dependerá exclusivamente de como use el mejor juguete con el que nos ha dotado la naturaleza: el cerebro.