El año pasado -29 de diciembre-, el diario El Espectador, tituló en uno de sus apartes: “Más pañales para adultos que para niños, un signo del envejecimiento de Japón…(véase http://www.elespectador.com/noticias/actualidad/mas-panales-adultos-ninos-un-signo-del-envejecimiento-d-articulo-466373).”, haciendo referencia al incremento desbordado en la venta de pañales entre los adultos frente a los niños en el país nipón, asociándolo al envejecimiento y a la disminuida tasa de natalidad.
Hace algunos meses, tuve la oportunidad de trabajar para uno de los operadores que por concurso del Ministerio de la Salud contrata los servicios de reclamación por beneficio con cargo a la subcuenta de recobros extraordinarios no incluidos en el POS a través de la Nueva EPS al Fosyga. Es decir, la Nueva EPS le remite a estos operadores todas las facturas que por ocasión del servicio de salud tenga con sus usuarios, expedidos previamente por el médico general o especialista –llamase medicamentos, tratamientos, traslados y otros-, y que posteriormente son evaluados, reconocidos y entregados al mismo paciente siempre que existieran todas la condiciones legales para su reconocimiento, y que al final el mismo Fosyga pagaba por ello.
En la exagerada llegada de solicitudes –que por cierto no eran gratis- por medio de acciones de tutelas y derechos de petición que nos secuestraban los fines de semana para su análisis jurídico y evacuación, me encontraba siempre con los mismos casos y rostros de situaciones de patologías con sus singulares medicinas. Los sufridos con problemas de alzhéimer, artritis reumatoide, lupus, fracturas, deficiencias cardiacas, urinarias y gástricas siempre pedían pañales.
Rápidamente nos tocó a los abogados realizar un curso intensivo con los médicos del operador, distinguiendo las principales enfermedades con sus respectivos remedios, y que por cierto no eran tan sencillo en su interpretación, ya que una cosa era lo que el médico especialista de la Nueva EPS prescribía en sus formulas y otra muy distinta era como se evaluaba, se reconocía y se pagaba según los galenos del mismo convenio. Definitivamente los profesionales de la salud son tan iguales como los demás profesionales de otras áreas: no se ponen de acuerdo frente a un mismo tema. Así o más parecido que los tecnócratas cuando dicen que la economía va de maravilla, pero al país se le sigue arrastrando de la misma forma que los pobres perros en misa.
De cada 10 solicitudes de diferentes edades, 6 eran por pañales, y muchas no tenían relación con la enfermedad tratada del paciente. Ello nos obligaba a negar de tajo el petitorio. Además, cuando se reconocían los pañales, los cotizantes y/o beneficiarios reclamaban ciertas especificaciones y marcas que muchas veces la Nueva EPS no podía negarse a entregar –así no estuviera dentro de lo exigido por el POS-, porque la orden judicial era inminente y de obligatorio cumplimiento, per se de convertirse en desacato y posterior arresto al representante legal o quien hiciera las veces, o en su defecto teníamos a los agentes de la procuraduría haciendo de lo suyo.
Empero, ello no era las demandas de los osados destinatarios del servicio, también reclamaban leche deslactosada, pasajes aéreos y de desplazamiento con sus manutenciones y acompañantes, camas ortopédicas, homecare y hasta bienes que si bien debían ser reconocidos según relegues jurisprudenciales, por razones de empobrecimiento, distancia e inexistencia del servicio, y obviamente que en otros no se justificaba por existir coartadas exageradas y fuera de tono para con el mismo sistema.
En nada contradice al acrecentamiento de pañales del país asiático con éste, indiferentemente de la existencia de brechas separables entre la condición y calidad de vida, de los sufrimientos y rigores del misérrimo sistema de salud nuestro y de la óptima seguridad social de aquellos. Ya que lo que nos une y no nos separa es en el sagrado derecho a enfermarnos, a visitar a cuanto medico nos cure hasta del callo más sospechoso en la espalda y del grano más profundo en la ingle, y de recibir sin rechazo el acetaminofen que imparajitablemente no suministran, así digamos lo contrario pero lo recibimos, y a convertirnos con nuestro derecho, en un dígito presupuestal, en un parangón entre lo que fue en el año inmediatamente anterior con el presente y en las atinadas medidas públicas de salud que son más exitosas en la extensa publicidad de los medios de comunicación que en la verdadera realidad de los enfermos en los hospitales y clínicas.
Mis compañeros de trabajo de ese entonces en muchas ocasiones acolitaban o reprochaban mis constantes chistes sobre el inusitado incremento de peticiones de pañales, ya que siempre les advertía que en éste país lo cagones y meones no son solo los patos por lo que comen, o los políticos por lo que hacen y dicen, sino también los inexcusables enfermos que llevan siempre las nefastas consecuencias del decaído régimen de salud colombiano.
Lástima, vivimos de cagadas en cagadas y de meadas en meadas y ya nos hemos acostumbrado a vivir en el mismo excremento y olor desagradable del país de la mojigateria y majaderia . ¡Dios guarde a Colombia de toda clase de deposiciones!
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Todavía no comprendo a que juega Eduardo Verano de la Rosa cuando se convierte en el disidente del partido liberal con su país de regiones. Cuando fue candidato y gobernador del Atlántico se le apareció la virgen frente a José Name Teran, pero en estas no se le aparecerá como a los 3 pastorcitos de lourdes siendo candidato presidencial. ¿Será que busca la vicepresidencia con Juan Manuel Santos? Y para rematar, resulta de a carcajadas la valla publicitaria de Roberto Gerlein Echeverria en frente del estadio el campin, donde se muestra joven, digno, renovado y pulcro. Cada vez más nos acostumbramos a los retratos de Dorian Gray. @JorgePerezSolan
