“No puedo seguir maquinándome”
Soda Stereo- Sobredosis de tv
-“Todo exceso es malo” lo sé, suena a cantaleta de mamá y refrán de tía permisiva, pero es lo más cercano a un aforismo filosófico el cual de manera directa y global encierra una forma de vivir y entre eso una manera de celebrar que se vive. En Colombia no podemos aspirar a encontrar escritos monumentales de pensamientos y filosofía pesada como lo harían los alemanes con Heidegger y Kant, aquí lo más cercano a lo que llaman un filósofo comercial es este muchachito Andrés Caicedo amante de la salsa y re-encauche de los poetas malditos y de Hesse, mientras Europa había pasado la onda indie en la filosofía aquí nos maravillábamos por un niño prodigio que decía lo que ya se había dicho con hijue**** y optando por el camino fácil de Sísifo se quitó la vida para no presenciar lo doloroso que es volverse viejo y mohoso.
Si vamos a hablar de sobredosis debemos hablar de diciembre. Tenemos sobredosis de basura grasienta entra a nuestro cuerpo en forma de divertidas excusas de fin de año de la misma manera que entra a nuestro ser toneladas de basura en forma auditiva y visual gracias a nuestros eficaces medios de comunicación que saben cumplir bien su misión: llenarnos de porquería y sumergirnos en esa mediocridad que nos hace sentir felices así la cuenta del fiado en la tienda suba más de un 4.02%
Es cierto, las novelas descansan pero para no dejar el hueco de una pésima programación nos dejan que festivales de humores refritos con artistas que matarían al mismísimo e inmortal Fidel Castro de tristeza. (Apropósito felicidades en sus 55 años de “emancipación” cubana, hay que ser un maestro del hipnotismo para tener cerca de tres generaciones dormidas con el mismo cuento) Pero no atentemos solo contra nuestros canales la programación para nuestro país por parte de los internacionalees es pésima, en el que supuestamente dan historia muestran anticuarios en casas de empeño y en los que eran de ciencia y cultura muestran clones baratos de George Clooney probando tripas de cucaracha, alas de rana y patas de pescado, como si fuera poco nos quitan el futbol internacional regalándoselo al monopolio de una antena televisiva y resignándonos a ver partidos de cuando no se usaban pantalonetas sino cacheteros coquetos.
En resumidas cuentas nos están matando de a poco negándonos la dosis personal de televisión entretenida y lo que es peor, cual si fuera una estrategia del procurador al no existir un entretenimiento decente nos tiran al peligro de compartir con la familia (si, son esas personas que viven con ustedes, las cuales por azares de las tetas sudorosas del creador compartimos grados de consanguineidad) aquí es cuando nos damos cuenta de los chismes casi novelescos que rodean a la familia, desde el tío irresponsable oveja negra hasta la prima suripanta que se la pasa de finca en finca.
Otra de las sobredosis que nos atacan en las fiestas saturnales a fin de año es la sobredosis de mala fe de las personas. Yo tenía esperanza en la humanidad hasta que probé los “vinos” que regalan en las anchetas. Hay que ser el mismísimo Satanás para regalar un agua saborizada con sabor a manzana o uva en una botella de lo que parece ser vino, eso es jugar con las ilusiones alcohólicas de las personas ¡y con eso no se juega! No, señores neoliberales dueños de las grandes manufacturas y viñedos (curiosamente los mismos que se la pasan sentados ganándose como 20 millones al mes haciendo nada con los impuestos que usted paga) nos pueden quitar la educación, la salud y hasta la misma vida pero a un país tercermundista engañado con cifras del DANE y con no más esperanzas para el próximo año que un mundial por jugar no se le quita el derecho a emborracharse con las pascuas.
Y por ultima, tenemos una sobredosis se abrazos, buenos deseos y esperanzas que se mezclan con el olor a tamal con chocolate, el perfume dulce de tía y el guaro sin estampillar que se vende a escondidas en la tienda junto con pólvora, la mezcla de estos hacen un popurrí de sensaciones que nos inyectan una dosis de optimismo en la columna, la cual nos durará cerca de seis horas, pues así como el perro vuelve a su vómito y la marrana a su chiquero y la gata a la costa caribe, así mismo salimos corriendo el primer día del nuevo año a bañarnos en el mugre de otros paisanos junto con los residuos de mercurio de la empresa minera la cual de seguro si tendrá un hermoso año de extracciones y dividendos mientras que nosotros nos volvemos a sentar frente a la televisión a ver cuerpos bronceados bailando champeta mientras olvidamos las promesas que hicimos antes de partir el año pasado y a quien abrazamos y le prometimos un año mejor… es una sobredosis, sobredosis de olvido.
Un feliz 2014 y ojalá no nos decepcione la selección (todos contamos con eso)
@Andres_Lugos
