Según la RAE un testaferro es una “persona que presta su nombre en un contrato, pretensión o negocio que en realidad es de otra persona” y esta es precisamente la función del testaferrato en la corrupción, así es como algunos funcionarios y servidores públicos organizan un club de “firmones” para poder saquear los presupuestos de los municipios, departamentos y la nación.
De manera descarada se inventan infinidad de contratos y actividades absurdas e innecesarias con tal de acomodarse al perfil del testaferro para poder asignarle un presupuesto o ventajas sobre los demás competidores. Cuando no pueden saquear todo de una, se inventan diferentes trampas y si no tienen el testaferro apropiado para saquear el dinero de un presupuesto determinado, prefieren no ejecutarlo antes que entregarle el contrato a alguien con quien no podrán saquear.
Muchos de estos funcionarios pueden contar con el presupuesto suficiente para dar solución a una gran necesidad de la comunidad, pero si no tienen al testaferro para poder ejecutar la obra, prefieren no hacer nada, quedarse quietos, esperando a que aparezca alguien que se pueda prestar para el saqueo.
He acá la explicación al superávit de muchos pequeños y medianos municipios llenos de necesidades que año tras año dejan de ejecutar importantes recursos de inversión, en muchos de estos casos, no es que los alcaldes no tengan en que gastarse el dinero o les de miedo hacerlo, lo que suele ocurrir es que como no tienen con quien robárselo, prefieren guardar la plata a la espera que aparezca un compinche, así toque acumularla año tras año y así la comunidad suplique la solución a su gran necesidad para la cual ya está el presupuesto.
El testaferro también suele encontrarse en negocios de tipo público-privado, las famosas APP (Alianzas Publico Privadas) donde los territorios comprometen importantes recursos y vigencias en un negocio que por lo general se plantea a un largo plazo. La eficiencia de estos negocios suele estar sujeta a que tan involucrado esté el o los funcionarios públicos en un beneficio directo, es así como en muchos territorios suelen inventarse unos negocios insospechados que para pocos tienen explicación, pero son prósperos y rápidamente gestionados, algunos de ellos muy polémicos, pero que contra viento y marea salen adelante y cumplen con toda la legalidad necesaria.
Una clave para identificar este tipo de testaferratos es cuando las administraciones suscriben contratos o convenios con empresas u organizaciones de papel, que no tienen experiencia o antigüedad, pero terminan apoderándose de jugosos negocios que claramente son sospechosos y seguramente le garantizarán a los funcionarios públicos allí involucrados y detrás del testaferro, una prosperidad económica por muchos años.
Esta es la génesis de la corrupción en los territorios colombianos, tanto autoridades como muchos ciudadanos conocen estas artimañas, pero no conozco el primer testaferro condenado por prestar su nombre para saquear los presupuestos públicos, siempre les otorgan un estatus que no tienen, como grandes empresarios que lideraban una red de corrupción cuando en verdad los únicos “lideres” de dichas redes suelen ser los mismos servidores públicos, implicados en el delito.
Testaferrato, la barita mágica de la corrupción
Jue, 23/08/2018 - 07:13
Según la RAE un testaferro es una “persona que presta su nombre en un contrato, pretensión o negocio que en realidad es de otra persona” y esta es precisamente la función del testaferr