A pesar de las elecciones que se realizarán primero el próximo año son las de cámara y senado, las elecciones presidenciales desde ya, son un tema del día a día y las "legislativas" un tema que solo se menciona cuando nos acordamos de uno de los grandes "traumas" o "milagros" (depende de usted) que ha pasado por este país, Uribe. A mi parecer esto me da a entender que en terminos de "efectos e influencia" política y de repercusiones para el país, la figura del presidente, pesa más.
Si bien es cierto que la elección de un presidente es un tema de vital importancia para el país, llevarlo a los terminos a los que se está llevando ahora, es absurdo. No es de más recordar que los regímenes hiper presidencialistas del siglo xx, caracterizado por un congreso muy débil (aún más) y un constante Estado de sitio han quedado atrás y que además de eso, el congreso y sus dos cámaras sufrieron después del 91, una re ingeniera institucional y política que buscaba aumentar su "fuerza" darle más peso y dotarlo de más herramientas para el control político.
Es por eso que ahora se podría hablar de una figura presidencial limitada, y un congreso más fuerte e influyente, más sin embargo, esto parece no ser así, y no tanto en la estructura del Estado como tal, sino, en la mente de los colombianos a la hora de votar, dando esto como resultado un congreso fuerte pero corrupto (algunos) y un presidente con mucho apoyo popular, en algunos casos mucha legitimidad, y con una fuerza política que hace lucir al caso colombiano como un régimen hiper presidencialista, tal cual Venezuela era con Chavez.
Las funciones de un presidente sin duda alguna son temas de vital importancia para el país, es innegable que tópicos como la seguridad, las relaciones exteriores e inclusive su discurso, son temas de suma importancia, pero muchos de estos o no afectan directamente los aspectos más pequeños de la vida de un colombiano común o tienen que estar bajo aprobación de la "rama legislativa". El presidente no tiene poderes ilimitados y muchas de sus funciones, o lo que el piense hacer, debe estar bajo aprobación legislativa.
A pesar de eso nos preocupamos más el presidente que por la cámara y el senado, permitiendo que en estas últimas, y debido a pésimas elecciones, salgan joyitas o manzanas podridas, que sumada a la poca confianza en la institución (VER GRÁFICO), aumenta su mala imagen. En algunos casos parece tan poco importante esas elecciones (cámara y senado), que son muy pocos los congresistas que se conocen, y quienes se conocen por lo usual son por casos de corrupción o por una oposición férrea y muy rara vez son reconocidos por su trabajo admirable.
[caption id="attachment_354229" align="alignnone" width="474" caption="Tomado de:http://www.vanderbilt.edu/lapop/colombia/2011-Colombia-Cultura-politica-de-la-democracia.pdf"][/caption]Con esto no estoy incitando a que se dejen de preocupar por la elección de un buen presidente, porque si no terminamos como algunos de nuestros vecinos (Vene....), por el contrario, que la elección de este corresponda a las necesidades del país, pero recordando que gran parte de las necesidades del país son solucionadas y discutidas en el congreso, y que si se quiere un Estado eficaz, se requiere de un congreso serio, fuerte y cualificado y un presidente que cumpla, pero para eso, debe haber un equilibrio entre estas dos "ramas del poder público" con legitimidad, legalidad, efectividad y eficacia, y además de todo eso, que represente los intereses de quienes los eligieron.
Para finalizar, posiblemente esa mentalidad de pensar al presidente por encima de congreso, es un legado de la imagen de un presidente sin limites y de un congreso débil de ese hiper presidencialismo muy característico en Latino América, es decir, para mi el problema no es el Estado y la organización de este, que de hecho resalta al congreso a tal punto que la elección de este es antes que la del propio presidente (Colombia es un caso especial en eso), el problema esta en creer que el presidente es un sol y es la salvación o el terror para un país, y no tener un mentalidad concorde "al establecimiento" en donde las ramas del poder tiene un "equilibrio horizontal de poder", cosa que en realidad no se cumple debido a la gran influencia de la mentalidad popular sobre la realidad política.
BIBLIOGRAFÍA:
Rodriguez, J. C., & Seligson, M. (11 de 2011). Vanderbilt University. Recuperado el 21 de 11 de 2013, de http://www.vanderbilt.edu/lapop/colombia/2011-Colombia-Cultura-politica-de-la-democracia.pdf