El inventor del Corn Flakes tuvo una motivación basada en sus preceptos morales para crear ese alimento comúnmente utilizado en los desayunos. John Harvey Kellogg pensó que las hojuelas cereales podrían reducir la masturbación.
Era un médico, vegetariano y asiduo religioso adventista que nació en 1852 en Tyrone, Michigan; una de sus principales obsesiones fue el bienestar y la salud, el primero, un concepto que para la época no creaba mayor interés.
Fue superintendente del Instituto Adventista de Reforma de la Salud del Séptimo Día, donde se convirtió en uno de los médicos más prestigiosos, incluso llegó a ser nominado al Nobel de Medicina en 1921 por sus aportes a la digestión y la dieta.
En 1898, junto a su hermano crearon los primeros copos de cereales, la receta de los Corn Flakes de Kellogg’s que luego los haría famosos. En 1906 crearon la compañía y esta empezó a distribuir los cereales comercialmente con una amplia acogida de las personas.
Pero aunque ahora este alimento es considerado para la dieta balanceada, el interés de John Harvey Kellogg al momento de su comercialización fue otro. Sus posiciones morales lo hacían un férreo opositor a las actividades sexuales, incluso de la mastrubación. Tanto que llegó a aconsejar a las mujeres a quemar su clítoris para evitar el placer sexual.
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Él creía, incluso lo expuso en uno de sus libros, que la autocomplacencia sexual podría causar enfermedades como afectaciones en la vejiga, impotencia, debilidad física, cáncer y dificultades renales, además de trastornos mentales y psicológicos. Creía que disminuir la dieta salada y picante podría disminuir la líbido de las personas.
El cereal Corn Flakes les otorgó gran reconocimiento y dinero. Pero con el tiempo se generó una enemistad entre ambos hermanos porque creían que cada uno se estaba atribuyendo el título personalmente y robando al otro.
Por su desconfianza resultaron separándose y John trató de crear una compañía a parte, pero el nombre incluía su apellido. Eso los enfrentó en un proceso legal por la titularidad de la marca, que por poco hace quebrar la compañía más famosa de cereal en el mundo.
Murieron sin resolver sus diferencias. John Harvey Kellogg murió en 1943 cuando trataba de crear nuevo balneario para la promoción de la salud y el bienestar personal en Florida, centros que tuvo desde la mitad de su vida y que promovían ideologías radicales.
