Margaret Thatcher, la política de mano dura que hizo de las teorías neoliberales de los Chicago Boys un modelo de Estado que terminó por convertirse en una tendencia mundial. La misma que asistió a la prestigiosa Universidad de Oxford dejando a un lado su apellido de soltera. Una líder convencida de sus principios conservadores, que siguió el precepto que su padre le repetía de niña: evitar el declive de la nación. Gobernó con firmeza a Inglaterra durante una década, fue la cabeza de su partido político y la primera mujer en ser Primera Ministra. Recibió un sinnúmero de honores y condecoraciones, al igual que sátiras y vituperios de cantantes, líderes juveniles y sindicalistas. Un ama de casa con voz de ratón que se hizo a sí misma a punta de coraje.
"Maggie, ¿qué hemos hecho...?"
Esto le preguntaba a la Dama de Hierro Roger Waters, el líder de Pink Floyd, en la canción ‘The Post War Dreams’ en los años ochenta, en plena Guerra de las Malvinas. Pues si bien hay guerras a las que no se les podía hacer el quite, como la librada contra la Alemania Nazi, no había justificación para pelear por un grupo de islas al otro lado del mundo y que las personas en Inglaterra apenas conocían. La actitud belicosa de la Thatcher dio para más creaciones musicales y alcanzó hasta para utopías políticas: Paul Weller, uno de los fundadores del ‘Red Wedge’, un movimiento que buscó sin éxito su expulsión del gobierno, con ingeniosos acordes y letras de canciones. En 1987, en plena campaña por la reelección, los comediantes Lenny Henry, Ben Elton, Robbie Coltrane y Harry Endfield organizaron una gira por toda la isla con el propósito de cerrarle el paso a Thatcher. No les funcionó, fue reelegida y sus políticas se endurecieron aún más. Y la pregunta de Roger Waters quedó como un grito sin respuesta “¿Qué hemos hecho con Inglaterra?, deberíamos chillar…”.
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La guerra de las Malvinas
No hay nada que ayude tanto a un gobierno en declive como una guerra. La mezcla de sentimientos patrióticos estimulados por la agresión extranjera fue alentada por la Junta Militar encabezada por el general Leopoldo Galtieiri en Argentina, pues los índices de popularidad no eran favorables y el descontento reinaba en el país gaucho. En Inglaterra, las cosas no eran muy diferentes, las huelgas de los trabajadores de las minas en Escocia estaban en un punto álgido y el recorte del presupuesto público de salud y educación hacían que el gobierno conservador no pasase por buenos momentos. Cuando las tropas argentinas se tomaron por asalto Puerto Stanley, las Islas Georgias del Sur y Sandwich del Sur, se desató la crisis que aprovechó Thatcher para crear y presidir un consejo de guerra, para el 6 de abril de 1982 se autorizó el despliegue de una flota naval para recuperar las isas. El final es conocido, las tropas argentinas se rindieron en menos de un mes, dejando en el sentir popular una herida que tan solo unos años después, con la actuación de Diego Maradona, logró cicatrizar. El ‘factor Malvinas’, la recuperación de finales de 1982 y una oposición dividida le abrieron el camino a Margaret Thatcher para un segundo mandato.
Una Eva para muchos Adanes
Disciplina. Si hay una palabra que caracterizó la vida política de Margaret Thatcher es esta. Que aprendió de su padre, y que en su juventud, cuando estudió ciencias químicas en Oxford y trabajó como investigadora química afianzó hasta proyectarse como la esperanza del partido Conservador inglés. En ‘La Dama de Hierro’ hay dos actitudes que parecen contradictorias: la esposa ejemplar que durante su matrimonio lo primero que hacía al comenzar el día era preparar el desayuno de su esposo, Dennis, y la política intransigente, enérgica y tajante, enemiga de los sindicatos que protagonizó sendos debates en su silla en el Parlamento. Una como otra, personalidades que la convirtieron en una figura pública respetable, confiable, por eso, cuando se convirtió en puente entre el presidente norteamericano, Ronald Reagan, y el soviético, Mijaíl Gorbachov, la opinión pública comprendió que la ‘Guerra Fría’ podría empezar a desmontarse. Eficacia política de la que se sentía orgullosa, “en política, si quieren que se diga algo, pídanselo a un hombre; si quieren que se haga algo, pídanselo a una mujer", dijo en una entrevista a la BBC en 1988.
Rémoras para el progreso
Fue protagonista de la compulsiva década de los ochenta. En la que se desmontó el Estado de Bienestar que se creó en la Posguerra y las garantías en la industria y la economía que llevaron a niveles de vida muy altos a los británicos. Así no más, “de un plumazo” diría ella, privatizó la salud, cerró cupos de educación e instauró el ‘cheque escolar’ y rebajó el presupuesto para obras públicas. Llevó a la práctica el discurso neoliberal de Milton Friedman de libre mercado, tecnocracia y reducción del Estado. Fue amiga íntima del dictador chileno Augusto Pinochet, a quien en 1998, cuando fue detenido en Londres, prestó su apoyo moral en momentos tan difíciles. Hoy se recuerda el paro laboral y el cierre del pozo de Cortonwood, en Escocia, pulso que duró casi un año y dejó varios muertos por huelga de hambre, y que al final ganó la Thatcher, lo que a la larga le permitió gobernar con su discurso conservador, en el que creía a cabalidad, y que sintetizó de forma magistral: “Cualquier mujer que comprenda los problemas que acarrea llevar un hogar estará más cerca de entender los problemas de dirigir un país".
De la Casa de Gobierno a la gran pantalla
La actuación de Meryl Streep que retrata la abrumadora vida de Margaret Thatcher desde su juventud hasta su triste vejez, en la que sobrevive a sus recuerdos, a sus decisiones y a sus pérdidas es el referente más cercano de la vida de la ‘Dama de Hierro’. Ricardo Silva Romero comentó que “es el perfil complaciente de una mujer que consiguió abrirse paso en una sociedad escrita, producida y dirigida por los hombres”. Su nombre ha sido incluido en varios programas de televisión, documentales, películas y obras de teatro. Fue representada por Patricia Hodge en ‘Ian Curteis The Falklands Play’ en el 2002, y por Andrea Riseborough en la serie de televisión ‘The Long Walk to Finchley’. En el 2009 se estrenó en Londres la obra de teatro ‘Maggie's end’, que inicia con su muerte y en clave de sátira, su director, Trevor Wood, cuenta que “explora el legado del Thatcherismo, y examina cómo se ha alejado de sus raíces tradicionales el Gobierno laborista".
Thatcher, el terror de la izquierda
Mar, 09/04/2013 - 05:17
Margaret Thatcher, la política de mano dura que hizo de las teorías neoliberales de los Chicago Boys un modelo de Estado que terminó por convertirse en una tendencia mundial. La misma que asistió