
El arte cautivó a Kandinski a los treinta años. Aunque inició sus estudios de derecho a los veinte y fue contratado como profesor en Moscú, al poco tiempo de graduarse, su atracción por la pintura fue mayor. Renunció y viajó a Múnich para estudiar arte y quedarse en la historia como una reseña mundial entre los artistas.
Las obras de Kandinski no son simples figura geométricas, ni manchas de color, son el resultado de las influencias del post impresionismo, el fauvismo y el Jugendstil alemán. Convertidas en un sello personal, con la esencia cromática y la simplicidad de lo formal que solo él le pudo dar.
En 1910 el artista llegó a la abstracción. Los principales temas fueron la naturaleza, la expresión de emociones interiores y la intuición. Produjo a partir de éstas unas series de impresiones, improvisaciones y composiciones durante pocos años.
Expuso por primera vez sus obras en 1902, en el mismo año elaboró sus primeros grabados. Dos años después se pudo apreciar su trabajo en el Salón de Otoño de París. Ya en 1913 estuvo presente en The Armory Show de Nueva York, una de las ferias más importantes de arte del siglo XX y XXI.
Al estallar la Primera Guerra Mundial vuelve a Rusia, instalándose en Moscú. En 1922 se traslada a Weimar, Alemania, donde dicta clases para la Escuela de Bauhaus hasta el año 1993, cuando el Tercer Reich clausura la institución. Se muda a Paris donde continua trabajando hasta su muerte a los 78 años de edad.
Con el tiempo evolucionó como artista y sus obras se transformaron. En un periodo prestó atención a las estructuras y composiciones definidas. La siguiente tendencia fue la aplicación de trazos circulares y concéntricos. Cerró su carrera con formas inventadas, colores y figuras geométricas, tal como lo hizo en sus inicios.

