85 años, pero poco escuchados por el gobierno

La semana pasada se celebró el aniversario 85 de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales – ACCEFYN. Se trata de una institución conformada por 157 científicos colombianos que, con su trabajo profesional, le han aportado al crecimiento y posicionamiento de la ciencia en Colombia. Para este importante momento, el presidente de la Academia, junto con su Junta Directiva lideraron un evento en el que se lanzó el libro que resalta los 85 años de la Academia y se hizo un breve diagnóstico de cómo va la ciencia en nuestro país. La respuesta es que, pese a contar con profesionales idóneos, aún queda mucho por hacer en Colombia para que la ciencia haga parte del día a día de los y las colombianas.

Pero esto hace parte de las contradicciones de este y los demás gobiernos que han antecedido a Iván Duque. Por decreto se crea la Academia de Ciencias el 28 de mayo de 1936, como un “cuerpo consultivo del gobierno nacional”, todos los años se invierten unos recursos del sector educación para que las academias existan y se mantengan en la sociedad colombiana. Pese a ello, los gobiernos de turno no las consulta o lo hace muy poco. ¿Por qué el gobierno desperdicia esos recursos? Quizás porque como no son personas que dependan directamente de su burocracia, sus comentarios sobre temas nacionales serán independientes y, parece que la independencia de criterio no les gusta a los gobiernos colombianos.

Al principio de su mandato el presidente Iván Duque se acercó a la Academia de Ciencias. En efecto, antes de posicionarse como mandatarios de los y las colombianas, visitó la Academia y acordó con su Junta Directiva ponerle mucha más atención a la ciencia en su mandato de la que su antecesor, Juan Manuel Santos, le había dedicado al sector. En ese sentido, en la sala de la Academia, un salón solemne con retratos de todos los antiguos presidentes de la Academia (sólo han sido hombres), el electo presidente se comprometió a apoyar la creación del MinCiencias y a promover una nueva Misión de Sabios. Ingenuamente, los que participaron en esa reunión creyeron que con estas dos acciones el sector se dinamizaría.

Sin embargo, el resultado de la gestión de Iván Duque con la Academia ha terminado siendo “lo mismo de siempre”:

• Cuando el presidente le consultó a la Academia sobre posibles nombres de ministros de ciencias, los académicos hicieron reuniones para enviar unas recomendaciones fundamentadas para ese nuevo cargo de liderazgo. Sin embargo, el presidente ni siquiera entrevistó a los candidatos remitidos por ese “órgano consultivo del gobierno”. En ese momento Iván Duque argumentó que consultar no quería decir aceptar las recomendaciones de la Academia. Sin embargo, haber llamado por teléfono a quienes recomendó la Academia hubiera sido coherente con su intención de apoyar el sector de ciencia y tecnología.

• Con el nombramiento de los miembros de la Misión de Sabios hubo un nombre que todos extrañamos: Enrique Forero el actual presidente de la Academia. Un botánico reconocido en Colombia y el mundo, que fue decano de ciencias en la Universidad Nacional, que trabajó en Estados Unidos por varios años en destacadas organizaciones como el Jardín Botánico de Missouri y el de Nueva York. En ese momento, la vicepresidenta Martha Lucía Ramírez argumentó que él estaría presente en las discusiones. Sin embargo, fue un golpe duro para la comunidad que el representante de la Academia, quién está haciendo una gestión excelente, no hubiera sido invitado por el gobierno a ser uno de los “Sabios” de la Misión del 2019.

• En la crisis que está viviendo Colombia el gobierno hubiera debido llamar a las academias para incluirlas en los diálogos que se están generando para buscar acuerdos para superar la desestabilización social que vivimos. Resulta lógico que, dado que desde el estado se paga el sostenimiento de dichas entidades y que estas academias tienen unos procesos de gobernanza que garantiza idoneidad de sus miembros, en una crisis como la que vivimos se busque apoyo de éstas.

En ese contexto, el aniversario de la Academia de Ciencias en lugar de mostrar la capacidad de la sociedad colombiana de incorporar el conocimiento científico en su día a día, muestra a unos científicos y científicas que con su tenacidad, terquedad y persistencia y contra la adversidad de muchos gobiernos, siguen reuniéndose periódicamente y haciendo actividades para decirle a la sociedad colombiana que sin ciencia este país está condenado a no progresar. Por ello, felicito a todos y cada uno de los 157 miembros de la Academia por esos 85 años de existencia.

Sin embargo, si se quiere que Colombia camine en el rumbo de la economía del conocimiento, es necesario hacer una reflexión para que en los próximos 85 años los gobiernos no desperdicien los recursos que invierten en las Academias y las consulten permanentemente. Esa independencia de visiones será positiva para ir construyendo poco a poco espacios democráticos de diálogo entre ciencia y política que permitirán la construcción de una sociedad basada en el conocimiento

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