Cuando un emprendedor comienza una empresa lo hace con pasión y determinación al servicio, con el tiempo esa empresa crece, por la misma intención inicial empieza a coger fuerza, a producir porque la planeación primera era noble y la intención pura trae resultados puros, pero a algunos se les olvida cuál es el empuje inicial, cuando ven que el dinero abunda y encuentran más maneras de hacer que su empresa gane más dinero poniendo como sacrificio el servicio, sin darse cuenta que están desangrando la intención inicial de su creación.
Cuando esto sucede la energía inicial de de expansión se disipa porque la intención se volcó en lo material y no en las conexiones humanas, eso hace perder valor a cualquier empresa o emprendimiento, en el afán de ganar se olvidan del propósito y se pierde el fin último.
En una empresa en la que trabajé, la parte de atrás de mi carnet tenía escrita en su misión: hacer las cosas correctas y tratar a la gente bien, yo estaba alineada con esa misión y amé trabajar allí pero después me di cuenta que la misión hacía mucho se había desdibujado y su compromiso se había esfumado, su misión no era más que palabras vacías, lo mismo está sucediendo con la empresa Avianca, que en su misión habla de dar siempre más, creería que necesitan más especificidad, ya que no hablan más de que, y lo que están viendo sus usuarios es más trato desigual, más necesidad de obtener más ganancias con menos servicio, más pago y menos compromiso.
Avianca: vuelve a tus inicios, reevalúate y reescribe tu misión, estás a tiempo, ya que el rumbo que ahora te dirige no está en los cielos, está llevándote directamente al naufragio y el agua no es tu elemento.
Vuelve al viento y renace en tu intención de servir por lo alto.