Este año político, vino cargado de elecciones en toda Colombia: Concejos Municipales de juventudes, Senado, Cámara y Presidente, y el Chocó no es la excepción y ya están calentando motores todos los partidos.
Se pueden percibir algunas tendencias. Alguno ya ha empezado a cambiar su estrategia de comunicación, y han pasado (Inteligentemente) de “hacer campañas” a través de un mensaje en un grupo de Whatsapp, a visitar puerta a puerta (literalmente) a los ciudadanos para darle a conocer sus propuestas de gobierno. Bravo!
Entre tanta noticia política y especulaciones varias, nos ha venido al pensamiento ese tipo de campañas negativas que tanto se usan en política (aunque no en exclusiva, a nivel empresarial también las hay) y sobre este tema, somos conocedores de las Comunicaciones Estratégicas y de eso mismo trata nuestra columna de hoy.
Las campañas negativas se originan con el fin de desprestigiar, buscan debilitar al contrario valiéndose de crear dudas sobre la autenticidad, honestidad y desacreditación del “enemigo”. Generan rumores, amplifican errores, filtran datos, señalan posibles contradicciones entre lo que el adversario predica y lo que hace, distorsionan informaciones sobre la trayectoria profesional del rival etc. Les suena todo esto ¿cierto?
El objetivo es tratar de destapar y denunciar lo que podría ser un engaño, un fraude, advertir del peligro al votante, infundir miedo a lo que podría ser una terrible elección. Se pretende romper el lazo entre un partido (o candidato) y sus posibles votantes, defraudar y desilusionar a los simpatizantes.
Para que la campaña negativa sea más eficaz, el interesado, utiliza algunos medios de comunicación y obviamente periodistas. De esta forma, se pretende que el público no lo perciba como un interés político de otro partido (aunque ya nadie ignora, al menos por estas tierras, como y porque baila el mono).
Ahora bien ¿qué pasa cuando se hurga en la intimidad del contrario utilizando medios dudosos o ilícitos para conseguir datos y episodios que, sacados de su contexto y puestos en una historia diseñada, le puedan perjudicar terriblemente? ¿Qué pasa cuando se utiliza la mentira, se manipulan datos o se falsean? Pues que ya no es una campaña negativa, sino una campaña sucia.
Habitualmente, detrás de este tipo de campañas hay grupos contrarios, sectores reacios a determinados grupos políticos y alianzas económicas que, desde las sombras (para no comprometer a la candidatura interesada en que el rival caiga), trazan estrategias contra el partido o candidato que desean destruir.
Lamentablemente, las campañas negativas y sucias contribuyen al deterioro de la confianza de los ciudadanos en el sistema político, además de suponer una falta de ética enorme y de tratar a la audiencia de tonta e incapaz de detectar ciertas manipulaciones. Nos enfrentamos a una de las campañas más trascendentales de la historia de la política colombiana. En estas elecciones no solo se está jugando la democracia del país, sino quizás el fin del Establishment.
La parte “positiva” es que los candidatos que sucumben a campañas sucias corren el riesgo de ser acorralados por el fuego que ellos mismos iniciaron y quedar al descubierto de hacer una anti-campaña al opositor en vez de trabajar la suya propia.
Destape de candidatos con amantes, relaciones Non Sanctas con grupos al margen de la ley, fantasmas de inhabilidad rondando, parece un Dejavú, pero no! Es la vida Real y Cotidiana.
Por otro lado, ante una polarización tan marcada y tan evidente, como la que en este caso vivimos, las tendencias de izquierda y derecha son lo único que existe. El electorado ya está cansado de lo mismo y si nos ponemos a analizar bien, es lo mismo, la izquierda y su cuasi eterno opositor. ¿Ganará? Aun no quiero referirme a eso, pero tranquilos, en la última semana antes de elecciones, tendrán mi análisis personal del tema.
En el Chocó, nos tienen acostumbrados a campañas electorales de contenido muy pobre, presentaciones de programas poco profundos y debates que se limitan al “Yoismo“ Yo voy a hacer, yo tengo, yo, yo, yo... Y este año será igual, aunque hay nuevos elementos que pueden hacerla más interesante. Aunque pensábamos que las llamadas candidaturas de unidad bipartidista iban a pelechar, ya se vio que a veces es mejor dejar las aguas quietas y trabajar por su propio partido, para así evitar sorpresas. A estas alturas aún se ven coqueteos de algunos dirigentes políticos en decadencia, mojando prensa, un día tomando Té, en algún salón o al otro día con un líder afro. El dinamismo de la política no va a pasar nunca de moda.
¿Nos sorprenderán las campañas con nuevos escándalos? La carrera hacia la meta ya empezó y los barómetros del CNE ya calculan intenciones de voto, pero cual GPS ante un largo recorrido lleno de quién sabe qué acontecimientos, irán recalculando y notificando subidas y bajadas…Amanecerá y veremos!