Carta para quienes en el año 2120 se hallen en algún lugar de la tierra, si es que ésta aún existe y si es que aún existe el idioma español, sobre algunas cosas muy extrañas que han estado sucediendo en este planeta alrededor de un tema muy especial. Veamos:
• El 6 de enero de 2020, la “Fundación IO”, especialista de Enfermedades Infecciosas, Medicina Tropical y del Viajero, dice en su página de web que “autoridades de salud en Taiwan, China y Hong Kong están investigando un grupo de casos de neumonía viral de causa desconocida en la ciudad china de Wuhan, de 11 millones de habitantes [...] Hasta el momento se han reportado 59 casos. Entre ellos, 7 en estado grave […]”.
• El 9 de enero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que la infección es causada por un nuevo tipo de coronavirus; antes de que termine febrero, reconoce que es una emergencia en China, y el 11 de marzo, tras decenas de miles de casos confirmados y cientos de muertes, afirma que es una pandemia global. Se refería a la COVID-19, causada por el coronavirus 2 del síndrome respiratorio agudo grave (SARS-CoV-2). “CO” corresponde a “corona”, “VI” a “virus” y “D” a “disease” (“enfermedad”), y 19 a 2019.
• Al parecer, se inicia el 31 de diciembre de 2019 en un mercado de mariscos y animales en Wuhan. El primer caso latinoamericano se registró en Brasil el 26 febrero, y en Colombia, el 6 de marzo, una muchacha de 19 años, procedente de Italia.
• Los síntomas son: respiración más veloz de lo normal, fiebre de difícil control por más de dos días, sonidos o dolor en el pecho al respirar, somnolencia o dificultad para despertar, ataques o convulsiones, decaimiento o deterioro del estado general en forma rápida, dolor de cabeza y escalofrío.
• Se transmite cuando un enfermo tose o estornuda y expulsa partículas del virus, que se depositan en las personas con las que se tiene un contacto estrecho y su entorno. Si las secreciones caen en alguna superficie, cualquiera puede contagiarse al tocarla y después tocarse los ojos, la nariz o la boca. Entre las recomendaciones dadas están: lavarse frecuentemente las manos con agua y jabón, utilizar productos antibacteriales a base de alcohol, cubrir la nariz y la boca con pañuelos desechables o con el ángulo interno del codo al estornudar, permanecer a más de un metro de distancia de los demás. Les añado que no hay certeza de que la enfermedad se transmita de la madre al bebé, ni antes del nacimiento, ni durante y después del parto.
• Todo ello les explica que ya en febrero desaparecieran de los estantes de las tiendas el papel higiénico, la leche, el agua carbonatada, otros víveres, el gel antibacterial, las mascarillas, y se racionara la venta de ciertos productos. Lo que nadie se imaginó, hacia marzo, fue que los ventiladores, las mascarillas y los respiradores, la última esperanza para la mayoría de los pacientes más graves, también fueran a faltar, lo que obligó a médicos en Italia y España, por ejemplo, a decidir a qué pacientes no conectaban a dichas máquinas, lo que equivalía a provocar su muerte.
• Tampoco nadie se imaginó que en distintas ciudades iban a enterrar a los muertos por la COVID-19 en fosas comunes. O que fueran a verse arrumes de cadáveres en ciertas calles o frente a funerarias. O que médicos y enfermeras fueran a sufrir discriminación social y ataques por trabajar con pacientes del coronavirus. Ni que las autoridades decretaran el cierre de escuelas, universidades, centros comerciales, negocios en general, establecieran restricciones a los viajes, prohibieran las reuniones masivas y la entrada de personas procedentes de ciertos países, cerraran las fronteras. O que ordenaran la cuarentena general para la población, se decretara la casa por cárcel de grupos de presos por el riesgo de contagio, etc., etc. “Hemos detenido medio planeta para salvar vidas: no hay precedentes en nuestra historia”, dijo el presidente francés, Emmanuel Macron.
• Les cuento que, por ahora, no hay vacuna ni medicamento para la enfermedad, aunque más de 90 equipos de científicos buscan una vacuna y trabajan en más de 150 medicamentos distintos. A propósito, el 30 de abril se informó que unos ensayos en Estados Unidos con el Remdesivir, un fármaco desarrollado en su día para tratar el ébola, mostraron una evidencia "clara" de que ayuda a recuperarse a los pacientes con coronavirus. Por su parte, el 1 de mayo, un laboratorio chino indicó que ya estaba produciendo “una posible vacuna” al respecto.
• En cuanto a probables efectos de la pandemia, se afirma que hará desaparecer globalmente, solo entre abril y junio de este año, el 6,7% de las horas de empleos, lo que equivale a la pérdida de 195 millones de puestos de tiempo completo, la crisis más severa desde la Segunda Guerra Mundial, que terminó en 1945. A esto, el conocido sociólogo estadounidense, Jeremy Rifkin, agrega que “estamos ante la amenaza de una extinción”.
• Pese a todo, el 27 de este abril, el gobierno de Nueva Zelanda declaró: "Hemos ganado esta batalla", al considerar "eliminado" el coronavirus en virtud de haber puesto fin a los contagios locales. Además, diversos países ya empiezan a permitir la apertura de algunos de los negocios cerrados.
• Les agrego, por último, que en 2011, la película "Contagio" (Contagion) trataba de una pandemia mundial originada por un nuevo virus. Que el Consejo Nacional de Inteligencia, de Estados Unidos, imaginó, años atrás, que uno de los escenarios futuros iba a ser una pandemia en 2023. Y que hace dos años, varios expertos advirtieron a la OMS sobre el peligro de una epidemia grave, a la que llamaron "Enfermedad X”, causada por un patógeno desconocido, de origen animal y que se propagaría causando alarma general. Y que en 2015, Bill Gates, un célebre emprendedor, empresario y filántropo, dueño de Microsoft, señaló que la tierra no estaba preparada para una pandemia…
En fin, mis queridos y desconocidos destinatarios, no los canso más. Sólo quería referirme a unas cuantas cosas sobre algo de lo que tal vez ustedes no llegarían a conocer por sus propios medios en un tiempo y un mundo que no sé cómo serán.
INFLEXIÓN. Todo ello les contextualiza el comunicado oficial del Sindicato de Psiquiatras que circula en las redes sociales: “Queridos conciudadanos: como estamos desbordados de llamadas, informamos que durante la cuarentena es totalmente normal hablar a las paredes, plantas y flores. Llámenos únicamente si le responden”…
Por: Ignacio Arizmendi.
2/5/2020