Nos tomaron por sorpresa los resultados de las elecciones del pasado domingo. Y cómo no, si anhelábamos que Federico Gutiérrez llegará a la segunda vuelta. Confiábamos en que los colombianos se decidieran por un candidato que buscara preservar la democracia, un líder coherente, que mantuviera en orden nuestra economía y respetara la institucionalidad, pero la suerte esta vez estuvo del otro lado y el país votó. Gustavo Petro y Rodolfo Hernández irán a segunda vuelta.
Situación compleja, pero con una solución a simple vista. Siempre lo dije y hoy lo sostengo: Cualquiera, menos Petro. Aunque el panorama puede no ser muy alentador para muchos, el ingeniero es la única opción que nos queda para no llegar al socialismo del siglo XXI y que no nos convirtamos en otro experimento fracasado de la izquierda de América Latina.
Jamás apoyaría un señor que se ha encargado de sembrar el odio de la manera en la que lo ha hecho el actual senador Gustavo Petro, el mismo que sigue recibiendo sueldo, pese a estar en campaña el 90% de su tiempo, desde hace ya varios meses y al que poco trabajo legislativo se le ha visto, desde entonces.
Hoy no nos queda más que seguir adelante y apoyar al único que hoy puede impedir el desastre de que el señor de las bolsas llegue a la Casa de Nariño. Rodolfo Hernández, aunque no es mi favorito, con su carácter y discurso coloquial, ha sabido responder al clamor de la ciudadanía. De manera que ya no es si nos gusta o no el ingeniero. El tema aquí es el exguerrillero mentiroso de Gustavo Petro, que promete imposibles y vende como transparente a su proyecto político, que no agrupa más que a delincuentes y no son más de lo que tanto han criticado.
Por supuesto que Hernández tiene cientos de defectos y posiciones que no comparto, pero hoy me une a él la posibilidad de derrotar en las urnas a un hombre que, basándose en las necesidades de un pueblo, ha adelantado una campaña sucia, con pactos criminales, promesas inalcanzables y propuestas absurdas que llevarían a Colombia directo al precipicio.
Hay miles de razones para que nuestro voto pese y con él, defendamos nuestra libertad. El voto en blanco no es una opción en este punto de la contienda, pues en segunda vuelta no tiene valor jurídico. Así que esa no es la respuesta.
Como senador del Centro Democrático estoy convencido de que el próximo 19 de junio debemos votar por Rodolfo, como única salida al caos que se avecinaría si el señor de las bolsas se convierte en presidente. Sin embargo, de llegar Hernández a ser Jefe de Estado, sugiero que nuestra bancada se declare independiente o incluso en oposición.
