Cuando la Muerte (¡la muy jodida!) y la Vida (¡la muy hipócrita!) se amangualan, hacen cosas como estas:
Intensifican tu asombro.
Y te miran de soslayo.
Y barruntan tu final.
Y confrontan tu misterio.
Y ensombrecen tus jornadas.
Y se mofan del recuerdo.
Y te acercan los ocasos.
Y agudizan tus pesares.
Y fragmentan tu sonrisa.
Y restringen tus miradas.
Y se valen del acoso.
Y capturan las nostalgias.
Y detienen tus afanes.
Y enloquecen tus esencias.
Y recortan tus andanzas.
Y te ocultan los luceros.
Y te perfilan la nada.
Y te recargan los llantos.
Y abofetean la alegría.
Y te incendian la añoranza.
Y colapsan tus calendas.
Y colisionan con tu mente.
Y disuelven tus sorpresas.
Y te colman de preguntas.
Y abrevian tus ensueños.
Y desordenan tus cuentas.
Y revientan las enjalmas.
Y te enajenan las tardes.
Y contrarían tus relatos.
Y provocan la estampida.
Y reducen tus opciones.
Y te enlutan los oídos.
Y te espantan las auroras.
Y se burlan de tus cantos.
Y te retan de mañana.
Y te hostigan las visiones.
Y te lanzan en las dudas.
Y te danzan en tus ruinas.
Y te empujan al declive.
Y te tuercen la esperanza.
Y apalean tus protestas.
Y te abrazan cada tanto.
Y te amargan los sabores.
Y te zurcen las quejumbres.
Y te engañan con sus juegos.
Y doblegan tus querencias.
Y te cercan de penumbras.
Y retrasan la alborada.
Y te rompen las caricias.
Y te desvían los vientos.
Y confunden tus encantos.
Y te llevan de la mano.
Y te asfixian por instantes.
Y te crean la zozobra.
Y retuercen tu descanso.
Sí, son cosas de la Vida, ¡la muy hipócrita!, y la Muerte, ¡la muy jodida!, cuando les da por trabajar en equipo…
INFLEXIÓN. Lo dicho se percibe mejor si nos amangualamos con el filósofo español Julián Marías para afirmar: “El espíritu crítico nos lleva a mirar atentamente lo real, distinguir lo bueno de lo malo, lo existente de lo carente, lo verdadero de lo falso”. Es mi invitación.