Fabio Valencia Cossio

Dolor de estómago

Causó sorpresa y desató conjeturas el malestar estomacal anunciado oficialmente como el motivo por el cual el presidente Petro no se hizo presente en la ceremonia de transmisión  de mando de las Fuerzas Militares.

No hay que olvidar que la puntualidad no es su fuerte. En sus años como alcalde de Bogotá llegaba tarde a muchos de sus compromisos. Algunos con horas de retraso. 

No quiero poner en duda el motivo de la ausencia Presidencial, ni tampoco especular sobre el origen del mal, como lo vienen haciendo algunos medios y caricaturistas. Hoy quiero resaltar los retorcijones que estamos sintiendo muchos Colombianos cuando los expertos y algunos sectores de la política y la economía empiezan a analizar las terribles consecuencias que traería la reforma tributaria que se discute en el congreso.

El gobierno tiene la opción de impulsar y concertar con los empresarios fórmulas para elevar la productividad de la economía. O abrumarlos con impuestos para buscar recursos para repartir entre los menos favorecidos. Lo primero enriqueció a países como Corea y Malasia. Lo segundo arruinó a Argentina y parece que para allá vamos.

Más impuestos para las empresas que, sumados todos los gravámenes, estarían tributando el 102 por ciento, para desestimular la inversión y  marchitar el aparato productivo nacional. 

Más impuestos para acabar el desarrollo turístico en poblaciones de menos de doscientos mil habitantes que podrían perder de tajo el incentivo que la ley les había otorgado para desarrollar esta industria en pequeñas poblaciones y ciudades intermedias. 

Y si pasamos a las personas, impuestos para los pensionados que terminarán pagando doble tributación. Y más impuestos para la clase media con ingresos de diez millones de pesos ó más.

Perón desató desde los años 50 la ruina de Argentina otorgando subsidios y ayudas a millones de personas y al convertir al Estado en la principal fuente de empleo. Hoy en ese país hay 21 millones de personas que reciben o viven de ayudas del Estado (viven sabroso) mientras solo 6 millones trabajan y producen. 

Elevar la productividad de  la economía es la vía correcta para consolidar los avances logrados en los últimos años,  para que más colombianos accedan a educación, salud, vivienda y empleo , especialmente empleo, renglón este que será el más afectado por la reforma propuesta, ya que sin inversión no habrá nuevos empleos, amén de las empresas que no aguanten o no vean rentable su actividad comercial con la consecuente pérdida de puestos de trabajo.

Nos está debiendo, a propósito, el Ministro de Hacienda Ocampo el dato exacto de cuántos empresarios ya se fueron o trasladaron sus negocios a otros países durante los últimos meses, ante la perspectiva de que ocurriera lo que ocurrió: Petro Presidente. Si avanza la tributaria de 25 billones, muchos más seguirán su ejemplo.

El afán de convertir a Colombia en un estado de beneficencia, en vez de fortalecer el aparato productivo, nos puede llevar a frenar de tajo el desarrollo del pais y que la equidad que busca el gobierno ideologizado de Petro, se traduzca no en igualar por arriba, sino por abajo y en vez de repartir riqueza termine repartiendo pobreza, como ocurre en la arruinada Argentina "progresista".

La idea para hacer el gran cambio que necesitamos no es “ regalar un pescado, sino enseñar a pescar”

Por esto y por mucho más, señor Presidente Petro, el dolor de estómago es ahora la enfermedad nacional.

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Fabio Valencia Cossio
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