Para quienes me leen, este año hemos hecho un recorrido sobre los temas del día a día del líder, invitaciones a reflexionar sobre lo cotidiano que gestionamos y lo profundo del trabajo personal a realizar para impactar cada vez de mejor manera en nuestros equipos de trabajo. El fin de año no es la excepción.
Suelen coincidir con este periodo los cierres de las revisiones del desempeño, la oportunidad de cómo nos fue este año frente a nuestros logros, pero también en relación con otros y cómo le fue a tu gente y considerando el avance en tu nivel de consciencia, cómo te fue a ti contigo.
Mi primer indicador es el aprendizaje. En un año lleno de retos, es importante reflexionar en cómo has crecido en el desarrollo de tus competencias como líder, en el desarrollo del equipo, en nuevos conocimientos, en la relación con otros y en la forma como resuelves las dificultades. Puede que en unas cosas hayas avanzado y es el momento para identificar qué fue eso que hiciste diferente y puede que otras aún sigan siendo un tema para trabajar. ¡Ya sea un caso u otro, identificarlo y hacerte cargo ya es un avance importante!
Pero, como un líder además impacta sobre otros, pregúntate, ¿qué impacto tuviste en el crecimiento de tu equipo? ¿Lograste que con tu acompañamiento los que venían rezagados crecieran? ¿Lograste que las personas sobresalientes fueran visibles y tuvieran oportunidades de hacer parte de nuevos retos y proyectos? ¿Tuviste conversaciones valiosas con ellos?
Propongo también conversar con el equipo sobre los casos en que fueron excepcionales en la gestión y evaluar qué logros conjuntos tuvieron y las situaciones que no llegaron a feliz término.
Con todo lo anterior, ya tienes un buen diagnóstico de aprendizaje tanto individual como de equipo.
Lo siguiente a revisar es el cumplimiento de los objetivos. Un líder se encarga de fijar metas, de mostrar un camino y luego asegurarse de acompañar para poder conseguir los resultados. ¿Estuvieron bien planteadas las metas? ¿Hiciste sesiones de seguimiento y acompañamiento? Si este proceso fue hecho de manera juiciosa, seguramente los logros están allí y si no, puede que haya retos que debas asumir hacia el futuro.
Otro tema fundamental son tus relaciones con otros y el servicio que prestas. Los stakeholders son fundamentales para esto, pues son la fuente perfecta para obtener retroalimentación. Es el momento para conversar con tus clientes y tus pares sobre cómo fueron atendidas sus inquietudes, sobre las conversaciones valiosas que tuviste para clarificar expectativas y sobre cómo califican tu nivel de atención desde ti como responsable del equipo y también sobre el equipo como un todo.
Recuerda revisar tu nivel de satisfacción personal y la de tu equipo. Estos son indicadores claros de salud y bienestar. El nivel del disfrute del trabajo pese a las dificultades es fundamental para seguir adelante. Esta es una buena época también para compensar los esfuerzos extras para garantizar que haya descanso. ¿Cómo está el ánimo de tu equipo y cómo está tu nivel de entusiasmo? ¿Cómo podrías tener una visión clara sobre el clima en general que rodea a tu gente? Estos son temas muy clave hoy.
Y por último, celebrar y reconocer. Seguramente lo habrás hecho durante todo el año, ante cada logro y cada meta cumplida; pero nada más emocionante que ver el acumulado de tu labor propia y con tu equipo. No lo dejes como algo que “se supone”. Hacerlo explícito permite hacer un cierre maravilloso. Un año es mucho tiempo, pasan muchas cosas, pero reforzar el trabajo que hacen juntos y el impacto que tiene en sí mismos y en los otros, deja el entusiasmo y las ganas en el nivel que necesitas para los retos que están por venir.
Sé que has hecho un trabajo magnífico y no tengo dudas de que hoy eres un mucho mejor líder que el que eras cuando empezó este año.
Te deseo un 2024 lleno de éxitos, con tu equipo lleno de satisfacción, logros, claridad de tus retos y de tus oportunidades para seguir creciendo y llevando a tu equipo a un nuevo y mejor nivel.