Carlos Salas
Carlos Salas

El circo, el NO y una larga cita

Cuánto nos complace corregir a los otros, especialmente si se trata de un enemigo al que tenemos como contendor. Cuando baja la guardia aprovechamos para intentar asestar un buen golpe con el deseo de verlo tendido en la lona. Pero, si logra evadir el puñetazo nos deja en muy mala posición, perdiendo el equilibrio, de lo cual puede resultar que los noqueados seamos nosotros. Sobrados motivos ha dado el gobierno con sus idioteces para que corran ríos de tinta en las agudas críticas y bromas de todas las especies que aparecen por las redes, no es para menos. Lo que me pregunto es si no estará fríamente calculado el que hayan sido nombradas en los altos cargos personas que no cumplen los mínimos requisitos y estén ahí para repetir como loros lo que su gran jefe les susurra al oído para que sean ellos el hazmereir y no él. Lo que se busca es que estemos constantemente reaccionando y no construyamos un plan de acción que nos permita enfrentar lo que se viene. Por ahora sus anuncios nos generan desazón y desconcierto como si se tratara de un juego, el del gato con su presa.

Antes de que aparezcan los equilibristas, que nos pondrán a sudar frío, salen los payasos para hacernos reír. Lo que ha ocurrido este mes son payasadas que tienen tanto de ridículas como de siniestras. La sombra del ser humano sale sin miramientos; como si se tratara de un exorcismo presenciamos en el circo lo que guardamos secretamente en el fondo de nuestro inconsciente. Estos payasos, ahora con cargo de ministros, son lo que son y hacen lo que les corresponde hacer.

Mientras escribo esta nota me entero del aplastante triunfo del NO en Chile. Amargos recuerdos agrian las buenas nuevas. Ganamos un NO que fue precedente de este grandioso triunfo del pueblo chileno pero fue negociado, lo que me temo va a ocurrir en Chile desde el mismo congreso. Acá, a este circo llamado gobierno lo pondrá a acelerar sus reformas porque su meta de una constitución chavista les va a quedar cuesta arriba después de esta debacle.

Reservo lo que queda de espacio para compartirles una larga cita extraída de “No es traición” de Lysander Spooner que viene muy al momento cuando preparan el gran atraco:

“La realidad es que el gobierno, como un bandolero, le dice a un hombre: “Tu dinero, o tu vida”. Y muchos, si no la mayoría de los impuestos son pagados bajo la compulsión de tal amenaza. El gobierno, realmente, no aborda a un hombre en un lugar solitario, salta sobre él desde la carretera, y, apuntando un arma a su cabeza, procede a saquear sus bolsillos. Pero el robo es de igual manera un robo de esa manera; y es mucho más cobarde y vergonzoso. El bandolero toma únicamente sobre sí la responsabilidad, el peligro y el crimen de su propio actuar. Él no pretende tener ningún derecho legítimo sobre tu dinero, no finge tener la intención de usarlo para el beneficio de su víctima. Él no pretende ser nada más que un ladrón. No ha adquirido suficiente descaro para profesar que es simplemente un “protector”, y que toma el dinero de los hombres en contra de su voluntad, solamente para que le sea posible “proteger” a esos viajeros encaprichados, que se sienten perfectamente capaces de protegerse a sí mismos, o no aprecian su peculiar sistema de protección. Él es un hombre demasiado sensato para hacer semejantes afirmaciones. Es más, él deja a su víctima, como quiere que ésta lo deje. No persiste en seguirla por el camino,en contra de su voluntad; asumiendo ser su legítimo “soberano”, a cuenta de la “protección” que le brinda. Él no sigue “protegiéndola”, ordenándole que se incline ante él y le sirva; demandándole que haga esto y prohibiéndole que haga aquello; robándole más dinero tan a menudo como convenga a su interés o placer; y etiquetándolo como un rebelde, un traidor, un enemigo de su país, y disparándole sin piedad, si la víctima contradice su autoridad, o se resiste a sus exigencias. Él es demasiado caballero para ser culpable de imposturas, e insultos, y villanías como éstas. En resumen, el bandolero no intenta convertir a su víctima en su incauto o su esclavo.”

El bandolero de Spooner de hace dos siglos no es el mismo del M19 que ahora gobierna a Colombia, por culpa de la negligencia con visos de complicidad de quienes lo antecedieron en el poder. Este, el del M19, si pretende que tiene legítimo derecho sobre lo que roba, tanto ahora en el ejercicio del poder, que ha usurpado, como cuando atracaba, extorsionaba y exigía rescates por los secuestrados que no fueron pocos. Ahora los secuestrados somos millones y me pregunto quién pagará nuestro rescate. 

Tengamos presente que la tributaria es una cortina de humo para las grandes reformas con las que implementarán el modelo diseñado por el Foro de Sao Paulo para Colombia y la región.

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Carlos Salas
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