Abordar las diferentes temáticas relacionadas con la gestión de los aspectos ESG (por las siglas en inglés de environmental -ambiental-, social -social- y governance -buen gobierno-), es algo que los líderes empresariales, grandes y pequeños, ya no pueden evitar y que, por el contrario, tienen que impulsar.
El término ESG, visto específicamente desde la toma de decisiones de inversión empresarial, hace referencia a tres factores determinantes, mencionados con anterioridad, para valorar su sostenibilidad. Nació del concepto de «Triple resultado», también denominado «Personas, planeta y beneficios», apalancado en los años 90, el cual aseguraba que los negocios deberían centrarse en esos tres elementos y no sólo en los beneficios, ya que son igual de importantes para la sostenibilidad de cualquier empresa. Este concepto evolucionó hasta el enfoque ESG actual, piedra angular de la inversión sostenible y responsable (ISR).
Para nadie es un secreto que las empresas impulsan las economías de los países y del mundo en general. Así, ayudan a generar empleo, estimulan la productividad y elevan los ingresos de la población. Ahora aumentar la rentabilidad, cumplir metas, lograr objetivos y posicionar una marca debe tener una relación directa con implementar una estrategia de sostenibilidad coherente y, a mi manera de ver, con especial énfasis en el cambio climático.
Hoy, las empresas no solo son valoradas desde lo que hacen actualmente, sino que sus actividades a futuro son parte fundamental de un cambio que exigen sus grupos de interés (colaboradores, clientes consientes, proveedores y la sociedad en general, incluido el medioambiente), el cual es la base de su propia existencia y permanencia en el mercado.
Con toda seguridad los aspectos ESG, que cada vez son más importantes para los inversores, en el corto plazo harán parte en todos los países de las legislaciones que regulan el qué hacer empresarial. Algunos ya tienen avances importantes en esta materia.
Por ejemplo, acatar e informar sobre los lineamientos del Grupo de Trabajo sobre Divulgación Financiera Relacionada con el Clima (TCFD), creado por una iniciativa del G20 en el 2015, es muy probable que pase de ser voluntario a obligatorio en diferentes países. Este camino se está comenzando a transitar en Estados Unidos y en el Reino Unido).
Sin embargo, más allá de las perspectivas de la inversión, los aspectos ESG son parte de las soluciones radicales que todas las empresas deben implementar para afrontar con éxito los desafíos de la sostenibilidad y se constituyen en una de las principales obligaciones de los directores y las juntas directivas de cualquier organización.
Lo anterior lo demuestra el estudio “Deberes de los directores y consideraciones ESG en la toma de decisiones” publicado por el Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible (WBCSD por sus siglas en inglés). Este documento explica por qué la sostenibilidad debe ser una prioridad de la alta dirección y ser parte de los objetivos estratégicos y el modelo de negocio de cualquier empresa.
De acuerdo con el WBCSD, la sostenibilidad ya no es “algo agradable que se puede alcanzar… es un desafío comercial crítico y una oportunidad que debe gestionarse, divulgarse y reflejarse en la rendición de cuentas de las empresas”.
El WBCSD asegura que también “…existe el riesgo de dañar la reputación empresarial si no se está a la altura de lo que el público espera, a través del tribunal de opinión pública (los llamados "clicktivistas"). En la actualidad ignorar los aspectos ESG supone un gran problema en lo que al proceso de toma de decisiones se refiere y aunque muchos de sus componentes aún no son obligatorios su percepción e impacto debe ser parte de cualquier modelo de gestión”.
Finalmente, cabe decir que el sector gremial debe asumir un papel fundamental en la difusión de los aspectos ESG y tiene la obligación de propender por su comprensión y establecimiento. En nuestro país sectores como el floricultor han realizado un trabajo serio y responsable frente al desarrollo sostenible, y demuestran que si es posible crear una cultura que propenda por el bienestar social, económico y natural de las comunidades y la sociedad en general.
En síntesis, contar con directivos que apliquen los ESG es un camino para sentar las bases del éxito empresarial de cualquier empresa, sin importar su sector, en cualquier país del mundo.