Por “extrema derecha” suele entenderse aquella visión ideológica radical, con soportes en la Edad Media y conceptos oscuros, enemiga del progreso del pueblo, de su libertad, de sus opciones, sustentada en la convicción de que cada quien tiene en la vida lo que corresponde a su esfuerzo. La denominación de “derecha” la determinó el hecho de que los integrantes de esa orientación se sentaban en el sector derecho del parlamento francés del siglo 18, mientras que las fuerzas de izquierda (“progresistas”, según se autodenominan) ocupaban el flanco izquierdo.
Pues bien: en nuestro país, desde hace decenios se habla de "la extrema derecha", un modo de ver las cosas de quienes solo han pensado en su propio progreso y el disfrute de las libertades (políticas, económicas, de expresión, de iniciativa, etc.), sin importarles verse rodeados de gentes inmersas en la miseria.
Según la izquierda criolla, aquí actúan dirigentes y agrupaciones de un fantasma llamado “extrema derecha”, con el respaldo de “la oligarquía, enemiga del pueblo”, y es una fuerza reacia al progreso de nuestros conciudadanos, indiferente ante la pobreza, la falta de oportunidades, el desempleo, el subdesarrollo regional, la escasez de acciones sociales de alto calado, la corrupción, la violencia, la mala salud, etc., motivos para que sus enemigos atenten contra quienes la formen. Sin embargo, cabe preguntarse si en verdad aquí hay líderes y colectivos políticos con actitudes regresivas, que corresponden a esa extrema, como las siguientes:
▪ Se resisten al progreso de la gente ▪ Se oponen a que nuestros compatriotas de escasos recursos estudien ▪ Buscan que la educación se imparta solo en instituciones privadas ▪ Son enemigos de planes amplios de salud pública ▪ No aceptan pagar impuestos por la construcción de vías ▪ Hacen cuanto pueden para evitar una legislación social realista y útil ▪ Dificultan, hasta el hartazgo, un manejo inteligente de los recursos naturales ▪ Decapitan la libertad de expresión, como lo hace el sátrapa actual ▪ No respaldan planes adecuados en beneficio del desarrollo comunitario ▪ Les declaran la guerra al progreso y la reivindicación de la mujer ▪ No se preocupan por el cuidado de la infancia ▪ Les hacen el “fo” a políticas y programas favorables a la población mayor ▪ Se oponen a castigar severamente la corrupción, esté donde esté ▪ No respaldan buenas prácticas de gobierno social.
Cabe preguntar: ¿hay pruebas contundentes de que aquí actúan partidos y políticos que asumen actitudes e ideas de tal calado? ¿Quiénes son? ¿Dónde están? No creo que en Colombia existan movimientos, líderes, etc., con posiciones iguales o similares a las expuestas. ¡Es que aquí extrema derecha no hay! Es puro cuento, aunque sus miembros se sienten a la derecha del Capitolio… La que sí existe, y bien armada, es la extrema izquierda, sangrienta y sin miramientos, de la que hablaremos otro día.
Inflexión. "En el país de pronto se crean unas verdades no demostradas, que por lo mismo son difíciles de valorar y, aun más, de desvirtuar. Se fundamentan un poco por consenso irracional que denota una cierta fatiga de pensamiento, pero que adquieren una extraña solidez". Lo afirmaba Álvaro Gómez Hurtado en el diario El Colombiano, Medellín, el 12nov1972. “Verdades” no demostradas…