Las discusiones políticas en nuestro país dada nuestra larga historia de violencia partidista y la actual polarización creada artificialmente, son vistas por la mayoría de la opinión pública como algo despreciable, aburrido o señal de conflicto. No obstante, dicha percepción está al mismo tiempo con un halo de intelectualidad y superioridad moral para pontificar desde lo divino y humano sobre el deber ser de las actividades de la clase política y los responsables de la Función Pública. Pero sin duda alguna, llevar las políticas públicas que pueden afectarnos a todos como un tema general de la sociedad (y no un asunto especializado de ciertos eruditos) es una responsabilidad de todos los que tenemos cierto papel de opinión en cualquier ámbito, y eso incluye la gastronomía. Y en el caso de Bogotá, donde dicha actividad, así como toda la cadena productiva de la industria de bebidas y alimentos, que se ha convertido en un pilar económico de la resurrección económica y social post pandemia de la ciudad, necesita seriedad, coherencia y cumplimiento justo de las normas por parte tanto de los nuevos Alcalde Mayor y concejales, así como de las propuestas de los mandatarios locales.
GASTRONOMÍA Y ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
No escribo sobre política en esta bellísima oportunidad que me ha otorgado KienyKe porque hay analistas de mucha mayor trayectoria, calidad argumental y por supuesto desde diferentes aristas pueden abordar. Pasando por la actividad parlamentaria y llegando hasta el coaching de paso por la creatividad artística.
No obstante, ahora, como en todas las bellas experiencias gastronómicas concentradas tanto en Chapinero Alto y mi amada localidad de Chapinero entera, como en otros rincones de Bogotá que a través de innovadoras propuestas no solamente en el ámbito de las buenas ideas individuales o grupales que se convierten en experiencias gastronómicas y de bares de alto nivel, sino a todas las escalas de la industria de bebidas y alimentos. Pese a que la localidad segunda no tiene vocación industrial, tiene en su jurisdicción fábricas de alimentos como Donuts Factory o Pastas El Cisne, y cuenta con los hubs empresariales más importantes de Colombia, no solamente desde el escenario universitario o institucional público como el caso del SENA y el Fondo Emprender, sino a través de ejercicios gremiales, como el de la Asociación de Bares de Colombia-Asobares.