Las consecuencias de la pandemia en la educación y en la salud mental de niñas, niños y adolescentes son dramáticas. Las pérdidas de aprendizaje y la deserción escolar han afectado a millones de estudiantes. Por supuesto la afectación ha sido muy desigual y como no es sorpresa ya en Colombia: son las personas más pobres las más afectadas.
Necesitamos recuperar las pérdidas generadas por la ausencia escolar y por los muchos meses de aislamiento, pero debemos ir mucho más allá. No podemos volver a lo mismo que teníamos, vamos a construir algo mejor. Desde la Presidencia de la República mi compromiso será la transformación de nuestro sistema educativo, desde la primera infancia, pasando por la educación superior, pero también como proyecto a lo largo de la vida. Nuestra perspectiva educativa convoca a un espectro más amplio: debe ir de la mano de la ciencia, la tecnología, la innovación y la cultura, para impulsar la transformación productiva en Colombia.
La educación ha sido durante muchos años un factor de desigualdad en el país. Esto se tiene que acabar. Debe convertirse en una fábrica de creación de oportunidades y para lograrlo, empezaremos por cerrar las brechas que se crean desde la más temprana edad, llevando la cobertura en primera infancia a todos los niños y niñas de 3 a 5 años. En educación básica y media, conectaremos a internet de alta velocidad a todas las sedes educativas del país. Vamos a rehabilitar la infraestructura de 10.000 establecimientos educativos. El espacio, las condiciones laborales, los lugares de encuentro también son parte fundamental en la dignificación de la labor docente, pero además nos permitirá construir una nueva narrativa en dónde los colegios, las maestras y maestros serán los protagonistas. El aumento de la calidad de la educación pública pasará, también, por mejorar las condiciones de trabajo y la formación de los docentes.
En la educación superior, el énfasis estará en fortalecer la educación pública, con medidas para reducir las barreras de acceso, a través de la financiación y de mentorías para los estudiantes más vulnerables y del aumento de la cobertura con más sedes. Apoyaremos el sostenimiento de estudiantes ampliando a un millón de beneficiarios el programa Jóvenes en Acción. Llevaremos la Universidad Pública Digital a 100 mil colombianas y colombianos en zonas que no ofrecen alternativas de educación superior y que de otra forma no estudiarían, pero tendrá la misma calidad educativa y contará con los mismos docentes de las mejores universidades del país.
Nuestro sistema educativo se adaptará a las características y especificidades de la ruralidad, con mayor cobertura desde la primera infancia, currículos flexibles y acompañamiento a las familias. Además, le vamos a dar todo el valor a la etnoeducación, como proyecto estratégico nacional, para conservar y aprovechar los saberes de la población negra, afrocolombiana, raizal y palenquera y de los pueblos indígenas.
En cada una de nuestras propuestas la educación es protagonista. Por ejemplo, es el primer paso para generar nuevas oportunidades de empleo de calidad a lo largo de la vida. Con una formación para el trabajo pertinente vamos a reconectar a muchas personas con el mercado laboral.
Vamos a reforzar los programas y la validación de títulos primarios y secundarios para las personas mayores, con oportunidades para que continúen formándose y aprendiendo para prolongar sus vidas productivas y para que el conocimiento sea punto de encuentro entre generaciones. Creo en la educación como un proyecto para toda la vida.
Nuestra revolución es la educación. Colombia va a cambiar y lo hará con educación y oportunidades. Salgamos a votar masivamente el 13 de marzo para iniciar la transformación de nuestra sociedad. ¡Con educación y principios todo se puede!