Una crisis requiere del trabajo conjunto de diferentes sectores, no sirven los personalismos, enfrentamientos políticos o el oportunismo. Esta crisis requiere que todos los que estemos en la capacidad de ayudar a los pacientes de COVID-19 o a las familias afectadas económicamente por la cuarentena, lo hagamos.
En coyunturas como esta, el llamado es a la acción colectiva, a la solidaridad, al apoyo y a la unión de la sociedad. Aunque estemos en casa, no estamos solos. Todos nos hemos visto impactados por la pandemia y debemos apoyarnos.
El Gobierno colombiano ha respondido adecuadamente ante la emergencia. Nadie en el mundo estaba preparado para enfrentarla, por esto, debemos hacer un reconocimiento importante al sistema de salud colombiano y a los profesionales que lo componen. Este sector ha tenido una importante transformación en los últimos años. La salud, por más que la critiquemos, es uno de nuestros puntos fuertes actualmente. Leyendo un confidencial de la revista Semana, encuentro con que somos el país #22 a nivel mundial de 190 países que mide la OMS.
Para lograrlo se ha venido construyendo una política de Estado en materia de salud, la cual ha buscado consolidar la cobertura, bandera del gobierno de Juan Manuel Santos, logrando la universalidad en la prestación del servicio vital dando fin al terrible paseo de la muerte, así como la mejora en la atención y el fortalecimiento del sistema invirtiendo en infraestructura entre otros. Si a esta visión, le sumamos el esfuerzo del gobierno Duque con la ley de punto final y el saneamiento del sistema, gestión del que para mí fuese el mejor ministro de Duque, Juan Pablo Uribe, entendemos que no estábamos tan mal como pensábamos.
Mientras en la región vemos mandatarios negando la crisis sanitaria, invitando a las personas a salir a la calle como si nada, recomendando estampitas o amuletos para combatir el virus y, de no creer, algunos hasta sugiriendo inyectarse desinfectante, Colombia ha sido responsable y hemos encontrado un gran vocero en el actual ministro de salud Fernando Ruiz.
Hoy, la prioridad es dotar al sistema de salud de las capacidades necesarias para atender a todos los pacientes. Tal como lo ha anunciado el Ministerio de Salud en las últimas semanas, se debe avanzar en el pago de deudas con las EPS e IPS, de manera que se puedan usar esos dineros en pagar nóminas atrasadas y mejorar las condiciones de las clínicas y hospitales.
Además, se debe dotar con Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) a las distintas regiones del país, teniendo en cuenta que hay departamentos que no tienen una sola UCI, como son los casos de Amazonas, Guainía y Vichada. Por esto, la cuarentena nos ayuda a ganar tiempo y seguirnos preparando, para que cuando llegue el pico, podamos sortearlo de la mejor manera posible. Si bien somos el país de Latinoamérica con mayor número de respiradores, necesitamos seguir esforzándonos.
La tarea no es responsabilidad exclusiva del Gobierno central. Los gobiernos locales deben estar alineados con la Presidencia y alcaldes y gobernadores son los encargados de velar por la correcta implementación de las medidas tomadas por el Ejecutivo. Este no es el momento de buscar popularidad; es un momento de compromiso, donde los intereses personales y políticos pasan a un segundo plano. Gran ejemplo de esto está dando Daniel Quintero en Medellín quien aparte de acatar las normas, le ha incluido el tema cívico y responsable que caracteriza a los paisas.
Constructivamente y en paralelo, el gobierno nacional a través de sus voceros debe acercarse mejor a las regiones y a los entes territoriales. Debe conciliar las medidas que van a tomar para que estas puedan ser mejor implementadas en los territorios. Nadie gana con confrontaciones como la que existió entre el gobierno nacional y Claudia López, al contrario, perdemos todos porque hasta el domingo a las 7 p.m. nadie sabía qué iba a pasar en Bogotá, ni cómo implementar el decreto. El lunes en la mañana miles de trabajadores fueron devueltos a sus casas y los empresarios con incertidumbre no supieron cómo actuar causándoles pérdidas a todos.
El éxito para salir de esta crisis no es sólo de los gobiernos. El éxito depende de las empresas, por esto, se necesita que el sector productivo no quiebre ante la suspensión de operaciones. Las mipymes requieren más y mejores créditos, sabiendo que no están en la capacidad de cubrir los gastos salariales de sus empleados porque la plata no les está llegando.
Las grandes compañías que han podido mantenerse a flote necesitan más apoyo del sector financiero que, en un gesto de buena voluntad y compromiso de trabajo en equipo, deben apoyar con mejores tasas de interés y premiar a quienes han podido pagar oportunamente sus deberes intentando mantener el sistema a flote y que estos a su vez le puedan ofrecer garantías a sus empleados.
Estamos en una cadena de engranaje, donde cada pieza debe ayudar a la otra para salir adelante. La confianza y coordinación entre los actores es clave para el progreso del país, por eso la importancia de actuar con compromiso y empatía durante esta etapa. No es momento de peleas, egos o viejas rencillas. Es el momento de actuar y apoyarnos para labrar el mañana. El futuro sí es ahora, por eso si no encontramos algo que nos una como país, recordemos que “la salud nos une”.
