Para numerosos colombianos, hoy, 16 de diciembre, comienza la Novena del Niño, costumbre surgida en la segunda mitad del siglo 18, que por primera vez echa las campanas al vuelo teniendo como fondo a un mandatario de extrema izquierda y extrema veleidad, rasgos que lo impulsan a hacer lo que le venga en gana. Ni que fuera Bolívar (me refiero al Libertador, no al senador cenador Gustavo Bolívar). Al respecto hay unas pistas:
Como político: Petro comenzó la actividad ideológica y partidista cuando le dio la gana, vinculado, eso sí, a un dogmático movimiento guerrillero que buscaba implantar en el país un sistema marxista-leninista similar al de los hermanos Castro en Cuba.
Como pre-candidato: venció a sus copartidarios de extrema izquierda diciendo lo que le daba la gana para ablandarlos y someterlos.
Como candidato presidencial: triunfó prometiendo lo que le venía en gana, convencido y convenciendo de que era el Mesías para los colombianos.
Como presidente: desde el mismo momento de su posesión viene actuando según su real gana (recuérdese lo de la espada del Libertador), sin cortapisas, sin freno, con el Estado a sus pies, sus fichas donde tienen que estar, decenas de políticos sinvergüenzas, vergonzantes y vergonzosos doblegados por la “escopolamina” presupuestal del régimen, los entornos de opinión y periodísticos perplejos y cuasi acobardados, una ciudadanía pesimista porque sabe que la izquierda revanchista, cavernícola, anacrónica, es una catástrofe para los pueblos.
A partir de hoy, entonces, alrededor del “petrebre” (nuevo nombre del pesebre) de la Casa de Nariño se entonará la Novena del Niño Petro, con cambios dirigidos a satisfacer su monumental ego. Los fieles tienen claro que deben actuar como a él (y a su esposa) le gusta. Por lo tanto, no sorprenderá que se digan y oigan cosas como estas:
Primera parte
• “Benignísimo Dios de infinita caridad, que les disteis a los hombres en vuestro hijo Gustavo la prenda de vuestro amor, para que hecho hombre naciese para nuestra salud en un pesebre en Ciénaga de Oro. En retorno os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo, suplicándoos por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació, que dispongáis nuestros corazones para que el Pacto Histórico tenga en ellos su cuna eternamente. Amén” (lee Roy Barreras, presidente del Congreso).
• “Soberana Clara Nubia, que merecisteis que Dios os escogiese por madre suya: os suplico que preparéis el alma de todos los que en esta Casa hiciésemos esta Novena, y comunicadnos algo de la ternura con que lo aguardasteis para que nos hagáis dignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén” (lee Alfonso Prada, ministro del Interior).
• “¡Oh santísimo Gustavo, esposo de Verónica y padre adoptivo de Roy! Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió y adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Amén” (lee Carolina Corcho, ministra de Salud).
• “Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Gustavo!, que dijisteis a la venerable Margarita de Francisco estas palabras tan consoladoras para nuestra humanidad: Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado. Llenos de confianza en vos, ¡oh Gustavo!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria” (lee Rodrigo Londoño, “Timochenko”).
Segunda parte
• “¡Oh, Divino Cienaguero, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios!” (lee Irene Vélez, ministra de Minas).
• “¡Oh, Adonaí potente!, ¡ven prontamente para rescatarnos, y que un niño débil muestre fuerte el brazo!” (lee Iván Velásquez, ministro de Defensa).
• “Santo de los Santos, ¡borra nuestras culpas y sácanos, con tu hábil mano, de la cárcel triste que labró el uribismo!” (lee el coro de la Primera Línea).
• “¡Rey de las raciones, Gustavo preclaro!, ¡Niño que apacientas ya la Francia arisca, ya el Benedetti rancio!” (lee Néstor Osuna, ministro de Justicia).
• “¡Del petrista, auxilio!, ¡del lagarto, amparo! ¡Ven ante mis ojos, de ti enamorados! ¡Bese ya tus plantas! ¡Bese ya tus manos!” (lee Daniel Quintero, alcalde de Medellín).
Cierra las lecturas la alcalde de Bogotá, Claudia López: “Nos entregamos a vos, ¡Presidente omnipotente!, seguras y seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza. Amén”. Y comienzan los villancicos…
INFLEXIÓN. ¿Suena exagerado? No mucho: la realidad alrededor del presidente-mesías cada día será más sorprendente.
