Hablar sobre la familia, su aporte a la sociedad y la necesidad de fortalecer su institucionalidad debería ser un tema más fácil de abordar hoy en día, es más, debería ser un tema recurrente y obligatorio en cada hogar, en los colegios y universidades, en el Congreso, en la Presidencia de la República, en las Cortes y en cuarta tertulia o lugar de toma de decisiones exista.
Sin necesidad, se ha vuelto un tema sensible, hablar hoy de la familia puede, en ocasiones, lograr que te acusen de conservador, fascista o fanático religioso.
Con este corto escrito quiero hacer un homenaje a todos los padres, porque son ellos, junto con las mamás, los abuelos, los tíos, los sobrinos, etc., los pilares sobre los que se construye una familia y, por lo tanto, el núcleo fundamental para la educación y formación de nuevos y mejores ciudadanos.
No me refiero específicamente en este escrito a formas “ideales” de familias, ni a familias “diversas”, solo a aquellos que han asumido con amor, disciplina, paciencia, sacrificio la noble y hermosa función de ser papás.
Yo amo profundamente a mis padres, le doy gracias a Dios por tener el mejor papá y la mejor mamá, ellos dieron todo para criarnos bien a mis hermanos y a mí, con mucho trabajo y sacrificio lograron que nunca nos faltara absolutamente nada, cada uno asumió su rol con maestría, dieron lo mejor de sí, lograron que sus hijos hoy estemos cada uno cumpliendo sueños, nos dieron las herramientas necesarias para afrontar la vida, para salir adelante, para tratar de cumplir una función por Colombia y para tener hoy nuestra propia familia.
Mi papá siempre fue amoroso, educó con autoridad, nos inculcó un profundo amor por Colombia. A él, su padre, mi abuelo, le inculcó el servicio por los demás como finalidad de vida, mi padre hizo lo propio conmigo, “los puestos públicos son para servir, no para servirse” repite constantemente, la humildad y el buen trato han sido una constante en su actuar ¿para qué creerse más o importante si todos los puestos públicos son temporales?
Hoy tengo la enorme bendición de ser papá de Benjamín y Eloísa, hace 5 años que nació Benjamín y, con su nacimiento entendí dos cosas:
La primera es la frase que escuchamos reiteradamente en misa o en la palabra de Dios, “Dios nos ama como un padre a su hijo” entendí de primera mano el amor de Dios, un amor infinito, desmedido, desinteresado, profundo, un amor lo suficientemente fuerte como para dar la vida por ellos, como para hacer todo lo que esté en nuestras manos para verlos felices, para que siempre estén bien, para que nunca les falte nada, para que puedan cumplir sus sueños y servir al país, a la sociedad.
La segunda, entendí todo lo que hizo mi padre por mí y, viendo a mi esposa, entendí todo lo que mi madre hizo por mí; las trasnochadas, los cuidados en la enfermedad, un sí o un no oportunos, la fijación de límites, a veces incomodos para uno, pero necesarios para forjar seres humanos con carácter, criterio y comprensión del bien y del mal, una caricia, un regalo o un castigo, siempre pensando en lo mejor para uno.
Hoy entiendo lo que es ser un papá, siento el amor profundo por la vida de los hijos, pero ser papá también exacerbó el amor profundo por mi mamá y mi papá, porque me hice consciente de todo lo que ellos han hecho y siguen haciendo por mí.
Feliz día a todos quienes ejercen de corazón su función de papá, ¡gracias por su invaluable labor!