Ignacio Arizmendi Posada

Periodista de la Universidad de Navarra.

Exdecano de la Facultad de Comunicación de la UPB.

Excolumnista de El Colombiano y El Mundo (Medellín), El País (Cali), El Tiempo y Revista Cromos (Bogotá).

Autor de 15 libros de historia y ensayo.

Ignacio Arizmendi Posada

Preguntas que ningún periodista hace a Petro

Cuando al camarada Gustavo Petro lo entrevistan en prensa, radio, tv y demás medios, le preguntan de lo normal en época de campaña: la economía, el desempleo, la corrupción, la pobreza, etc. Incluso hay periodistas que tienen el coraje de indagarlo acerca de sus gustos culinarios, el equipo de fútbol preferido, marcas de zapato distintas a Ferragamo, el cuadro más costoso en su mansión bogotana.

Con independencia de lo que le pregunten, contesta extensamente, recurso que le sirve para esconder (verbo que le gusta) lo que en verdad piensa en puntos de fondo, dejando la impresión de que tiene un “guardao”, circunstancia que me trae a la memoria los versos que publicara el inolvidable Argos: “De mis títulos de conde / no me tengo que ufanar / porque cualquier hombre es-conde / cuando acaba de orinar”. Versos que podrían retorcerse para decir que “cualquier líder es-conde / cuando acaba de opinar” (no olvidar los fajos de dinero).

Sin embargo, los periodistas que lo entrevistan dejan por fuera preguntas de fondo, estructurales, a las cuales tendría que dar respuestas que el país ignora y que reflejarían al Petro subterráneo, al que se agita en su cueva ideológica (recuérdese a Platón), distinto al candidato promesero, el de las falacias y los globos distractores. ¿A cuáles preguntas me refiero? A estas (como ejemplos):

• ¿Qué conserva y qué no, señor Petro, de la ideología marxista-leninista con la que se hizo del M-19?

• ¿Cuáles son sus diferencias ideológicas reales con las Farc, el Eln, el partido comunista de Colombia, Fecode?

• ¿Qué opina de Fidel Castro, Chávez, Stalin, Mao, el Che Guevara?

• ¿Qué aplicaría en Colombia de las experiencias comunistas en la desaparecida Unión Soviética, en Europa del Este, China, Corea del Norte, Cuba?

• ¿Qué hay de vigente en los planteamientos de Marx en su obra El Capital?

• ¿Cuáles tareas o cargos, si gana las elecciones, asignará a las guerrillas colombianas y sus jefes cuando abandonen la lucha armada (al creer que ya no la justifican por el ascenso al poder del camarada)?

• ¿Cuáles cambios introduciría en las Fuerzas Armadas, en las agencias de inteligencia y contrainteligencia, en el servicio militar? ¿Traería asesores cubanos, venezolanos, rusos, chinos? ¿Establecería bases rusas o chinas? ¿Aceptaría la ayuda militar de Rusia o China?

• ¿Cuál sería su política hacia los Estados Unidos?

¿Por qué hacérselas? Su ideología de extrema izquierda, es decir, no democrática, justifica formularle al señor Petro preguntas iguales o similares a las anteriores. ¿Para qué? Según se dijo, para develar al candidato oculto, rasgo este de su vida en el monte. Ningún político de aquella tendencia, por muy temible que sea, está exento de recibir interrogantes como los sugeridos, pero nadie se los presenta.

¿Qué explica que los periodistas no se las formulen al líder extremista? •El exceso de endorfinas: son fans del mesías •La falta de neuronas: carecen de la sensibilidad necesaria para configurar ese tipo de cuestiones •La falta de hormonas: temen hacerlas.

Neuronas y hormonas, que no endorfinas, les harán falta, también, para concretar a Petro cuando se hace “el pendejito” en las respuestas, al decir de una india de la capital en el siglo XIX (lo cuenta José María Cordovez Moure en sus Reminiscencias de Santafé y Bogotá), que fue a confesarse: “Acúsome, padre de que he tenido mis cositas”, dijo. “¿Qué cositas?”, preguntó el sacerdote. “¡Pues mis cositas!”, replicó la penitente. “No entiendo, mujer”, añadió el cura. “¡Aja!, ¡hágase sumercé el pendejito!”, repuso la parroquiana… (¿Será que quienes se hacen los pendejitos son los mismísimos periodistas?).

Aterrizando el tema: ¿en Caracol Radio las harían Gustavo Gómez y su equipo? ¿En La W, Julio Sánchez y los suyos? ¿En Blu Radio, Néstor Morales y su gente? ¿En La FM, Luis Carlos Vélez y su mesa? ¿Y Yamid Amat, y Juan Roberto Vargas, y Vicky Dávila, y…?


INFLEXIÓN. Cuando en Jena y Weimar coincidían Humboldt, Goethe y Schiller, la célebre baronesa Mdme. De Staël decía que allí “se agrupaban las mentes más brillantes, como los rayos del sol en una lente de aumento”. Para que se le formulen preguntas de fondo al camarada Petro ¿habrá que esperar que se reúnan las mentes más brillantes de nuestro periodismo? ¿Cuánto habrá que esperar?

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