Ricardo-Felipe-Herrera

Abogado, especialista en régimen del Distrito Capital de Bogotá y magister en derecho con énfasis en derecho administrativo. Docente universitario con una experiencia profesional de cerca de 35 años con área de práctica como profesional independiente en régimen de los servicios públicos, derecho ambiental, régimen de contratación, arbitraje y amigable composición.

Ricardo Felipe Herrera Carrillo

“Quemar” al contradictor, sigue a la orden del día

La construcción de la “Paz Total”, tristemente, viene evidenciando las mismas falencias que se cometieron con la “Paz de la Paloma”. Mientras, por un lado, se busca un entendimiento con los terroristas del ELN, sin que exista claridad sobre si el gobierno se la jugará por el perdón y olvido o habrá, finalmente, un acuerdo real de verdad, justicia y reparación; por el otro, muchos integrantes del equipo de gobierno y del equipo legislativo del Pacto Histórico, comenten el error de estigmatizar como enemigos de la Paz a quienes tienen reservas u observaciones respecto del alcance y resultados que puedan lograrse en la mesa de Paz con el ELN.

Efectivamente, negociar se trata de procurar un entendimiento entre antagónicos, e implica, necesariamente, de lado y lado, ceder y hacer concesiones. En algunos casos, de difícil comprensión por la gran mayoría de la ciudadanía, en especial para quienes no han sido victimarios o víctimas directas de la violencia, sino que se ha sometido con rigor, durante toda su vida, a las reglas constitucionales y legales que rigen en el país, y que, de alguna manera, frente a ese perdón y olvido, sienten que su apego al Estado de Derecho ha sido infructuoso. Suscribir nuevamente un acuerdo de Paz, sin consultar o desconociendo los resultados de la voluntad popular, sobre el alcance de aquel, sería una gruesa torpeza.

El desconocimiento de los resultados del plebiscito sobre los acuerdos de paz en 2016, por el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, fracturó a la sociedad colombiana hasta el día de hoy. El presidente Gustavo Petro, tiene la oportunidad histórica de liderar este nuevo proceso de paz con rotundo éxito. Para ello, debe informarse con claridad a los colombianos sobre la existencia o no de líneas rojas -no negociables- frente a un eventual acuerdo; también, es indispensable que el país se pronuncie en las urnas sobre el alcance y efectos en concreto de ese eventual acuerdo y que el gobierno respete la voluntad popular, cualquiera sea el resultado; y, por último, el narcotráfico debe hacer parte de la agenda de la mesa de Paz con el ELN.

Entre tanto, aquello ocurre, flaco favor le hace a la Paz, que la inmensa mayoría anhelamos, la actitud deplorable de algunos políticos que la promueven, pero que con sus actos y palabras desdicen de ese propósito de Paz, puesto que son promotores de la forma más efectiva y fácil de violencia: el ataque verbal. Destruir al contradictor, es reprochable; pero es mil veces más, procurar hacerlo basado en la mentira. Sin que los actores políticos, que pregonan la construcción de la “Paz Total”, dejen de lado esa actitud de violencia y de constante hostigamiento verbal a quienes piensan diferente a ellos, será imposible que todos los colombianos les crean y tenga confianza en los esfuerzos que se hagan para llegar a un acuerdo con el ELN y con otros grupo armados al margen de la ley.

La denuncia que esta semana hace el senador Jota Pe Hernández, “Ni Petrista … Ni Uribista”, como él mismo aclara, sobre el inaceptable y burdo montaje mediático de que fuera sujeto, por parte de dos asesores de la Unidad de Trabajo Legislativo (UTL) de Isabel Cristina Zuleta, senadora del Pacto Histórico, es el mejor ejemplo de lo dicho. La violenta actitud de “quemar” al contradictor de la entonces candidata Zuleta, sigue a la orden del día. En su momento, ella misma afirmó: “A Fajardo lo quemamos, sigue Fico”. Lo lograron!

El embajador Armando Benedetti, en días pasados, una vez más, dijo algo muy disiente de lo que está pasando con el equipo de gobierno del presidente Petro, pero olvidando que es el presidente quien dirige y nombra a sus ministros: “Veo mal el gobierno de Petro”. Lo propio, puede decirse de no pocos que integran el equipo legislativo del Pacto Histórico.

La respuesta de la señora Zuleta, frente a lo sucedido con su colega Hernández, por cuenta de los asesores de aquella, es aún más que disiente de la testarudez y miopía de quién se dice “líder social”: “Mi grupo de trabajo es libre de tomar las fotos que considere”.

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Ricardo Felipe Herrera Carrillo
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