Retos de la OMS que evidencia el Covid-19

La Organización Mundial de la Salud - OMS fue creada en 1948 como uno de los organismos del sistema de la Naciones Unidas. Su objetivo fue gestionar políticas de prevención, promoción e intervención a nivel mundial en la salud. Con sede en Ginebra, la OMS cuenta con seis oficinas regionales y tiene un equipo de más de 7000 personas. Originalmente, la OMS era financiada por  los países miembros del sistema de Naciones Unidas, es decir por 194 países con base en dos criterios: sus ingresos y el número de sus habitantes. 

Sin embargo, hace unos años la organización empezó a permitir ingresos no solo de las cuotas que aportan los 194 países miembros sino también donaciones o aportes voluntarios de los estados. Esto llevó a que, a partir del 2011, el presupuesto de la OMS tuviera una disminución de los pagos de países y un aumento de las donaciones de entidades filantrópicas e incluso de empresas farmacéuticas internacionales. 

En el 2012 tales aportes llegaron a ser el 30% y cinco años más tarde, en el 2017, el doctor Francisco Rossi de la Fundación IFARMA informó que los aportes NO estatales y por donaciones de estados (fuera de su cuota anual) habían llegado a ser el 80% del total del presupuesto de la entidad. Para Rossi, haber permitido tal de aportes privados comprometía la independencia de la OMS y desdibuja su propósito original. El doctor Rossi llegó a preguntarse: ¿Por qué los países en desarrollo no se proponen la recuperación de la OMS para los gobiernos del mundo? ¿Por qué no establecen un tope para los aportes privados? 

El esquema de financiación “flexible” de la OMS en el que se permiten ingresos de los 194 estados miembros de la ONU, adicionales, los aportes de los estados, las Organizaciones No Gubernamentales y los sectores empresariales, ha permitido la supervivencia de la organización. Sin embargo, no haber establecido topes a tales aportes implicó que en el 2019 se permitiera que Estados Unidos se convirtiera en el principal financiador de la entidad. 

Con el anuncio que hizo la semana pasada el presidente de Estados Unidos, Donald Trump de suspender los aportes que ese país da a la OMS, se hace evidente que la organización encargada de gestionar políticas de prevención, promoción e intervención a nivel mundial en la salud no puede tener unas políticas de financiamiento tan amplias como las que rigen actualmente. En ese sentido, vale la pena agregar a las preguntas que se hizo el doctor Rossi en el 2017 las siguientes: ¿Por qué los estados no se proponen la recuperación de la OMS para promover la prevención y protección de la salud del mundo? ¿Por qué no establecer límites a los aportes financieros de filántropos o de empresas privadas que podrían tener conflicto de interés en la toma de decisiones mundiales de salud? 

El reto de mejorar la estructura de gobernanza de la OMS impacta la diplomacia científica en el mundo. En ese sentido, desde la Asociación Colombiana para el Avance de la Ciencia seguiremos vigilantes de ese proceso de política internacional en el marco del Covid19.

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