Liliana Bitar Castilla

Cordobesa. Senadora del Partido Conservador. Vicepresidenta de Comisión Tercera Senado. Economista, especialista en Gerencia. Más de 24 años trabajando en el sector público. Sus principales preocupaciones son el impulso del emprendimiento, así como el empoderamiento económico de la mujer.

Liliana Bitar Castilla

Unas palabras para el hincha y otras para el deportista

El deporte es alegría, es pasión, es competencia buscando la victoria, es sacrificio, es frustración, es trabajo en equipo, es persistencia, es inteligencia emocional, es celebración, tristeza, unión y disgustos. Sí, como todo en la vida, tiene sus blancos, grises y negros. Esa parte negativa salió a relucir de nuevo en los últimos días por agresiones de hinchas y jugadores de futbol, recordándonos lo cerca que podemos estar de vivir una tragedia por cuenta de la intolerancia y cólera de algunos pocos.

Esta semana le dio la vuelta al mundo la noticia de un hincha del Deportes Tolima que ingresó a la cancha y agredió a Daniel Cataño, jugador de Millonarios. La actuación del hincha fue, por su puesto, reprochable y sin ninguna justificación, aunque luego pidió disculpas en un comunicado por haberse dejado llevar por sus emociones: “emociones que no son correctas porque no podemos permitir que el fútbol se vuelva violencia, tenemos que llevar la fiesta del fútbol en paz”.

Ahora bien, muchos cuestionan igualmente la reacción de Cataño, quien -llevado por la ira- le devuelve una patada al hincha y luego es expulsado. Además, se habla que los ánimos venían caldeados desde antes de iniciar el juego porque varios hinchas del Tolima insultaban a gritos a Cataño, quien -irónicamente- jugó en Deportes Tolima hasta el año 2022.

Luego de suspendido el partido, el equipo de Millonarios se refugió en el camerino del estadio Manuel Murillo Toro de Ibagué y, aunque por seguridad cambiaron el bus que los iba a transportar, fueron agredidos con piedras por hinchas del Tolima. Como si fuera poco, el ESMAD tuvo que intervenir dentro de las tribunas por enfrentamientos entre las propias barras de Millonarios.

Hago la salvedad que no estoy defendiendo a ningún equipo ni soy hincha de ninguno de los dos. Simplemente recojo este ejemplo para que hagamos una seria reflexión sobre nuestra agresividad como hinchada, sea cual sea el equipo y el deporte. No es posible que no tengamos suficiente con la violencia que por años hemos sufrido como colombianos, que no hayamos aprendido la lección frente a la intolerancia y dolor que se vive en las calles.

Además, vale la pena que los mismos jugadores entiendan y cumplan con su papel de ejemplo para la sociedad. Ellos, más que nadie, saben lidiar con la frustración, la rabia y la impotencia como deportistas de alto rendimiento que son. No pueden simplemente dejarse llevar y actuar bajo el calor del momento.

Valga la pena también hacer un llamado a nuestra Policía Nacional y a las autoridades distritales a cargo de la seguridad de los estadios. Sabemos del inmenso compromiso de la fuerza pública y somos conscientes que muchas veces los disturbios superan su capacidad, pero debemos seguir trabajando para reforzar las medidas, especialmente cuando hay encuentros que tienen antecedentes difíciles como el de Millonarios-Tolima.

Finalmente, la invitación es a todos los colombianos para que concibamos al deporte como una de las herramientas más valiosas que tenemos para sacar lo mejor que hay en nosotros. Muchas de las alegrías más grandes que hemos vivido han sido gracias a nuestros deportistas, quienes con su sacrificio han puesto en alto el nombre de Colombia. A ellos, ¡gracias!

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Liliana Bitar Castilla
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