
Hace 25 años, un Viernes Santo, los paramilitares en medio de una sangrienta matazón contra los habitantes del noroccidente del Valle del Cauca, le quitaron la vida al padre Tiberio Fernández, quien tras su muerte se convirtió en ícono de la triste oleada violenta que duró más de ocho años.
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Los crímenes contra los campesinos de aquellos municipios empezaron en 1986.
A diferentes fincas ingresaban hombres encapuchados, y con el pretexto de que algunos habitantes eran auxiliadores de la guerrilla, los sacaban de sus viviendas, los torturaban y los desmembraban con motosierras. La mayoría de cadáveres eran botados al río Cauca. Durante aquella época, los muertos bajaban día y noche por el raudal.
Según la triste historia de Trujillo, Riofrío y Bolívar, municipios vecinos ubicados a unos 100 kilómetros al norte de Cali, en aquella época fueron asesinados a manos del paramilitarismo 342 personas.
Aquel episodio en la historia colombiana fue conocido como 'La masacre de Trujillo'. Paramilitares al mando de Henry Loaiza Ceballos, alias 'El Alacrán', en alianza con narcotráficantes y algunos miembros de la fuerzas pública, habrían sido los perpetradores de los brutales homicidios.
El padre Tiberio se había convertido en una piedra en el zapato para la maquinaria corrupta y asesina. Según versiones de varios investigadores, él constantemente repudiaba, rechazaba y condenaba la andanada de desapariciones y muertes que sacudían a Trujillo y sus alrededores.
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El sacerdote quería denunciar los hechos ocurridos ante Amnistía Internacional. Al parecer él sabía que había miembros del ejército y de la policía involucrados en las desapariciones de los campesinos. Fue ese el momento en que al párroco le empezaron a llegar amenazas de muerte.
Después de aquellas amenazas, el padre Tiberio Fernández, a quien algunos sectores políticos, militares, y delincuenciales tildaban de guerrillero por sus presuntas cercanías con miembros del ELN, sabía que lo iban a matar.
De acuerdo a reportes de prensa de entonces, en alguna oportunidad el padre Tiberio dijo desde el atrio de su iglesia: "si mi sangre contribuye para que en Trujillo amanezca y florezca la paz que tanto estamos necesitando, gustosamente la derramaré". Días después lo mataron.
El Miércoles Santo de 1990 uno de los mejores amigos del padre Tiberio, don Abundio Espinoza, fue asesinado en Tuluá (Valle del Cauca), municipio vecino de Trujillo. Tiberio se trasladó hasta aquel municipio y participó en las exequias.
Dos días después del crimen de Espinoza, el 17 de abril, un Viernes Santo, cuando el padre Tiberio regresaba hacia Trujillo a bordo de su campero y acompañado por una sobrina y dos personas más, fue interceptado a mitad de camino. Fue lo último que los feligreses y amigos de Tiberio Fernández Mafla, de 42 años, supieron. Las personas que lo acompañaban tampoco volvieron a aparecer.
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Según el Centro de Memoria Histórica, Ana Isabel Giraldo, la sobrina del padre Tiberio fue torturada, violada y cercenada frente a la mirada impotente de su tío.
El cadáver descuartizado del padre Tiberio apareció días después en las aguas del río Cauca, en el municipio de Roldanillo.
En los cinco años en los que estuvo a la cabeza de la parroquia de Trujillo, emprendió la creación de 45 empresas comunitarias, grupos de la tercera edad, comités de cuadra y microempresas familiares: ebanisterías, panaderías, productoras de frutas y verduras, y costureras.
En abril de 2013 el Juzgado Tercero Penal del Circuito de Buga (Valle del Cauca), emitió dos sentencias acusatorias en contra del narcoparamilitar alias 'El Alacrán' por el asesinato de 45 personas. Todas ellas murieron en la 'Masacre de Trujillo'. Una de las víctimas que hizo parte de la lista de asesinados de 'El Alacrán' fue el padre Tiberio Fernández.
'El Alacrán' Se encuentra preso desde 1995 en la Cárcel de Máxima Seguridad de Palmira (Valle del Cauca). Desde 2009 fue condenado a pagar 30 años de prisión por los crímenes de la 'Masacre de Trujillo', de la que la que el padre Tiberio se convirtió en símbolo.
