Las sufragistas: las mujeres que cambiaron la historia

Dom, 02/03/2025 - 12:55
El derecho al voto fue probablemente el primer gran avance en la historia de las mujeres, abriendo nuevas posibilidades para exigir cada vez más derechos y espacios en la sociedad.
Créditos:
Kienyke.com

La historia de las sufragistas, mujeres valientes que lucharon por el derecho al voto, es una de las páginas más significativas en la lucha por los derechos de las mujeres en todo el mundo.

A través de luchas arduas, marchas, protestas y sacrificios personales, las sufragistas se convirtieron en un pilar fundamental para el avance de la igualdad de género. Aunque el movimiento sufragista varió según los contextos sociales y políticos de cada país, la idea común fue la lucha por el derecho al voto femenino, un derecho que aún hoy sigue siendo un símbolo de emancipación para millones de mujeres alrededor del mundo.

Una lucha que permitió el acceso a más derechos

La lucha por el sufragio femenino comenzó en el siglo XIX, cuando las mujeres comenzaron a alzar la voz en distintos países para exigir un lugar dentro del sistema político. Esta lucha no solo fue por el derecho a votar, sino también por una mayor visibilidad y participación en el ámbito público y político.

En Reino Unido, una de las figuras más emblemáticas del movimiento sufragista fue Emmeline Pankhurst, quien fundó la "Unión Social y Política de las Mujeres" (WSPU, por sus siglas en inglés) en 1903. Pankhurst y sus seguidoras adoptaron métodos radicales como huelgas de hambre, protestas y desobediencia civil para forzar al gobierno británico a concederles el derecho al voto.

Finalmente, en 1918, el gobierno británico aprobó la Ley de Representación del Pueblo, que otorgó el sufragio a las mujeres mayores de 30 años, ampliándose a todas las mujeres mayores de 21 años en 1928.

En Estados Unidos, el movimiento sufragista fue igualmente crucial para el avance de los derechos civiles de las mujeres. Susan B. Anthony y Elizabeth Cady Stanton, dos de las figuras más prominentes del movimiento, lucharon incansablemente durante décadas.

Su trabajo culminó con la ratificación de la 19ª Enmienda en 1920, que garantizó el derecho al voto para todas las mujeres estadounidenses, aunque su implementación plena no se logró hasta más tarde, cuando las mujeres afroamericanas también tuvieron acceso al sufragio, especialmente tras la Ley de Derecho al Voto de 1965.

A nivel global, el sufragio femenino se fue extendiendo a lo largo del siglo XX, con países como Nueva Zelanda (1893), Australia (1902), y Canadá (1916) adelantándose al resto del mundo. Sin embargo, no fue sino hasta después de la Segunda Guerra Mundial que la mayoría de los países comenzaron a reconocer oficialmente el derecho al voto de las mujeres.

Las mujeres detrás del sufragio en Colombia

En el caso de Colombia, la lucha por el sufragio femenino también fue larga y plagada de obstáculos. A pesar de que mujeres colombianas, como Manuela Beltrán y Policarpa Salavarrieta, participaron activamente en la independencia del país en el siglo XIX, el reconocimiento de sus derechos políticos fue un proceso complejo y largo.

La participación de la mujer en la vida pública estuvo limitada a los roles tradicionales que le asignaba la sociedad, y durante el siglo XIX y principios del XX, la mayoría de las mujeres no podían votar ni ser elegidas.

Sin embargo, las primeras voces por el sufragio femenino en Colombia comenzaron a surgir a partir de 1920, cuando las mujeres empezaron a organizarse en grupos y asociaciones como la Liga Femenina de Colombia, que buscaba la igualdad de derechos para las mujeres.

No fue sino hasta 1954 que las mujeres colombianas lograron el reconocimiento de su derecho al voto. En ese año, el gobierno de Rojas Pinilla, un militar que había llegado al poder tras un golpe de Estado, aprobó la ley 4 de 1954, la cual permitió a las mujeres votar, pero solo en las elecciones municipales. Este avance fue un paso significativo, pero la lucha no terminó ahí.

En 1957, el Congreso de Colombia aprobó una reforma constitucional que garantizó el derecho al voto para las mujeres en elecciones nacionales, lo que se consolidó con las elecciones presidenciales de 1958. Ese mismo año, las mujeres empezaron a participar plenamente en la política nacional. De hecho, María Teresa de la Peña se convirtió en la primera mujer en votar en unas elecciones presidenciales en Colombia, lo que marcó un hito en la historia del país.

La historia de las sufragistas colombianas llevada al cine

De hecho existe una película colombiana dirigida por Pilar Castañeda que cuenta la historia de las sufragistas colombianas. Se trata de "Estimados Señores", un filme que revive la historia de un grupo de nueve mujeres, lideradas por Esmeralda Arboleda, la primera abogada de Colombia, quien se convierte en la cara visible del movimiento sufragista en un contexto de oposición política feroz y desafíos sociales.

El relato se desarrolla en 1954, cuando estas mujeres se embarcan en una batalla por conseguir que el derecho al voto femenino fuera aprobado en la Asamblea Nacional Constituyente. A través de audaces marchas, intervenciones en radio y una hábil estrategia mediática, logran captar la atención del país y colocar la cuestión en el debate nacional. Sin embargo, la verdadera prueba llega cuando deben enfrentarse a un debate arduo, lleno de prejuicios y ataques personales.

El legado de las sufragistas y la igualdad de género

La lucha sufragista no solo significó un avance en términos de participación política, sino que también abrió el camino para una mayor visibilidad de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, incluyendo la educación, el trabajo y el acceso a la justicia.

A pesar de los avances significativos, las mujeres siguen enfrentando desigualdades estructurales que requieren de un esfuerzo continuo por parte de la sociedad para garantizar una verdadera igualdad de derechos y oportunidades.

Hoy en día, el legado de las sufragistas sigue vivo en los movimientos feministas que luchan por la equidad de género en todos los rincones del mundo.

En Colombia, aunque el sufragio femenino ha sido un derecho consolidado, la lucha por una mayor representación política y el acceso a espacios de toma de decisiones sigue siendo una tarea pendiente.

Aún persisten desafíos relacionados con la violencia de género, la desigualdad salarial y la falta de oportunidades para muchas mujeres, especialmente en las zonas rurales y marginales.

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